Hoy se cumple el 25 aniversario de la muerte del poeta Gerardo Diego
(Santander,Cantabria, 3 Octubre 1896 - Madrid, 8 Julio 1987)
"...Este santanderino sumo sacerdote de la belleza y la poesía "fue uno de los pocos poetas españoles capaz de articular un libro monográfico sobre la fiesta, La suerte o la muerte..."
",,,De todos los grupos generacionales de artistas, literatos e intelectuales que han surgido a lo largo de la historia de nuestro país, la Generación del 27 es la promoción cultural que más se ha aproximado a la Tauromaquia y la que nos ha aportado un mayor número de obras inspiradas en el mundo del Toro.
La Generación del 27 contó con importantísimos poetas que se inspiraron en el toreo de manera frecuente: Federico García Lorca, Rafael Alberti o Miguel Hernández, por poner unos ejemplos; pero el más aficionado a los toros, el que más se prodigó en la temática y el único que no se limitó a escribir poemas sueltos y llegó publicar dos libros completos de poesía taurina fue Gerardo Diego..."
Fue admirador de los toreros de la Dinastía Bienvenida y en su obra quedó grabada la inspiración que de ellos le llegó. Ahí quedó la égloga a Antonio y el poema a Manolo
He aquí algunos de los fragmentos que Gerardo Diego dedicó a Antonio Bienvenida:
Paisaje al fondo, un cielo, un prado lila con cenefa de tejas de andanada; nubecillas borregas -ni una esquila- pastan la luz tardía, deshojada.
Tres golondrinas cruzan, vuelven, chirlan.
se alza allí una giralda, un minarete?
"No hay más Alah que Alah" gritan y birlan el espejismo en raudo molinete".
"Fija la tarde aquella y tantas otras luego de lidia florecida quedan en la memoria estrella a estrella constelando las noches de la vida.
La vida del torero y la vida del hondo aficionado, vuela la una con batir ligero, la otra reprime el curso sosegado".
La vida, se dice, da muchas vueltas y en ocasiones los libros imitan tanto vuelo.
La letra del torero es recia y muy segura; la letra del poeta llega hasta mí removiendo rescoldos.
Es más azul el cielo
para las golondrinas,
desde que juega al toro
Manolo Bienvenida.
Gerardo Diego.
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De todos los grupos generacionales de artistas, literatos e intelectuales que han surgido a lo largo de la historia de nuestro país, la Generación del 27 es la promoción cultural que más se ha aproximado a la Tauromaquia y la que nos ha aportado un mayor número de obras inspiradas en el mundo del Toro.
La Generación del 27 contó con importantísimos poetas que se inspiraron en el toreo de manera frecuente: Federico García Lorca, Rafael Alberti o Miguel Hernández, por poner unos ejemplos; pero el más aficionado a los toros, el que más se prodigó en la temática y el único que no se limitó a escribir poemas sueltos y llegó publicar dos libros completos de poesía taurina fue Gerardo Diego.
Gerardo Diego Cendoya (1896-1987), natural de Santander
Aficionado a los toros desde su niñez, fue un precursor de sus compañeros de generación en lo que se refiere a componer poesía taurina, pues en 1926 ya había escrito los poemas “Torerillo en Triana” y “Elegía a Joselito”, mientras que ni Lorca ni Alberti habían abordado aún esa temática.
La pasión por los toros de Gerardo Diego se reflejó en dos libros completos de poesía taurina: “La suerte o la muerte - Poema del toreo” y “El Cordobés dilucidado”.
El primero de esos dos libros, “La suerte o la muerte - Poema del toreo”, es la obra cumbre de poesía taurina de Gerardo Diego. En él reúne composiciones fechadas entre 1926 y 1963 que están inspiradas en las grandes figuras de su época, en las variadas suertes de la lidia y en los distintos momentos de una corrida de toros, además de otros poemas referidos a distintos ámbitos del toro, por lo que se puede decir que conforma toda una tauromaquia completa.
“Primavera del utrero”:
“Qué plenitud de dehesa.
Qué azul embriaguez de abril.
Y cómo el pitón progresa,
Garabato de candil.”
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En una de ellas, “Invocación al toro”, Gerardo Diego le pide al Toro inspiración para terminar su poema, como si fuese una musa, y le rinde culto dándole el tratamiento de un Dios al que llama Padre y equipara con Zeus:
“Padre toro, desgarra en mil jirones
las banderas del aire y borbotones,
fulmina y tala, abrasa y carboniza,
revuelve paraísos con avernos,
y encuna este poema de ceniza
y de gloria en la rima de tus cuernos.”
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A la hora de recrear los distintos momentos y suertes de la lidia, Gerardo Diego recurre a descripciones que parecen pensadas para personas que van a ir por primera vez a una plaza de toros.
“Verónicas gitanas”:
“Lenta, olorosa, redonda,
la flor de la maravilla
se abre cada vez más honda
y se encierra en su semilla.”
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La “Media verónica”:
“Uno, dos, tres, siete lances,
columnas de un monumento.
No se deshaga en romances.
Que no se lo lleve el viento.
Falta la cúpula alta,
la rotonda que se exalta
sobre la teoría jónica.
Y la torera cintura
-flor de elegancia- clausura,
pura, la media verónica.”
“Suerte de varas”:
“Cruje el rey sus soberanos
huesos. Qué poderío.
Y el caballo alza sus manos
como tañendo el vacío.
Un minuto dura, eterno,
el alto pujar del cuerno
contra el pulso que se afianza.
Ni uno de los dos cediera
si el maestro no tendiera
la larga de la esperanza.”
“Naturales”:
“El toreo se hace hondo,
a un tiempo se abisma y vuela,
cuando va el toro redondo,
atado el cuerno a la tela.”
******
“Pase de pecho”:
“Entre un temporal deshecho
la gruesa nave embestía.
Al pasar por el estrecho
la plaza se estremecía.
Tú erguido, firme, derecho,
faro en tu roca vigía,
larga el brazo, álzale al techo,
rompa la espuma bravía.
Y allá va el pase de pecho.
Fue la noche y ya es el día.”
******
Y entre suertes y lances, Gerardo Diego incluye homenajes a figuras del toreo, tanto para elogiar su dimensión artística como para glosar su muerte.
La “Elegía a Joselito”:
“Un lienzo vuelto, una última voz –toro-,
un gesto esquivo, un golpe seco, un grito,
y un arroyo de sangre –arenas de oro-
que se lleva –ay, espuma- a Joselito.”
******
Un poema sobre “Las largas de Rafael el Gallo”:
“Con la larga cordobesa,
larga como una promesa,
tráete ya el toro a la cola
como al paje la princesa.”
******
Una “Oda a Belmonte”:
“Venid acá, oh incrédulos,
vedle cómo se afianza
sobre el talón izquierdo bien posado;
la acordada muñeca templa y tañe
a la lira que avanza
y humilla y tuerce y cruje y se comprime.
Mientras la mano diestra la esperanza
del claro acero esgrime.”
*****
O el “Adiós a Manolete”:
“La balanza equilibra
la suerte y muerte igual.
Islero a Manuel reta.
Manuel a su isla va.
Rodeados de sombra
de espesa inmensidad,
solos allá en su isla
se entrecruzan en paz.”
******
“Gloria a vosotros, alfiles, jinetes,
gloria y honor. Que mi verso más clásico,
desde el toril al trotar de mulillas
corona os ciña solemne.”
Además, entre otros muchos momentos, el poeta también nos evoca el instante inminente a “El encierro”:
(Pamplona)
"¡Madre, los toros! El río
urge y aprieta sus ondas
de tumulto y vocerío
y espumas negras, redondas.
Se va haciendo embudo el lecho.
Hay que tragar el estrecho,
zancas largas, sanfermines.
Sopla el fuelle. Allá van blusas,
jirones, aspas, esclusas.
Y están tocando a maitines.”
Cierra el libro Gerardo Diego con el poema “Plaza vacía”, y su último verso...
La “Media verónica”:
“Uno, dos, tres, siete lances,
columnas de un monumento.
No se deshaga en romances.
Que no se lo lleve el viento.
Falta la cúpula alta,
la rotonda que se exalta
sobre la teoría jónica.
Y la torera cintura
-flor de elegancia- clausura,
pura, la media verónica.”
“Suerte de varas”:
“Cruje el rey sus soberanos
huesos. Qué poderío.
Y el caballo alza sus manos
como tañendo el vacío.
Un minuto dura, eterno,
el alto pujar del cuerno
contra el pulso que se afianza.
Ni uno de los dos cediera
si el maestro no tendiera
la larga de la esperanza.”
“Naturales”:
“El toreo se hace hondo,
a un tiempo se abisma y vuela,
cuando va el toro redondo,
atado el cuerno a la tela.”
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“Pase de pecho”:
“Entre un temporal deshecho
la gruesa nave embestía.
Al pasar por el estrecho
la plaza se estremecía.
Tú erguido, firme, derecho,
faro en tu roca vigía,
larga el brazo, álzale al techo,
rompa la espuma bravía.
Y allá va el pase de pecho.
Fue la noche y ya es el día.”
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Y entre suertes y lances, Gerardo Diego incluye homenajes a figuras del toreo, tanto para elogiar su dimensión artística como para glosar su muerte.
La “Elegía a Joselito”:
“Un lienzo vuelto, una última voz –toro-,
un gesto esquivo, un golpe seco, un grito,
y un arroyo de sangre –arenas de oro-
que se lleva –ay, espuma- a Joselito.”
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Un poema sobre “Las largas de Rafael el Gallo”:
“Con la larga cordobesa,
larga como una promesa,
tráete ya el toro a la cola
como al paje la princesa.”
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Una “Oda a Belmonte”:
“Venid acá, oh incrédulos,
vedle cómo se afianza
sobre el talón izquierdo bien posado;
la acordada muñeca templa y tañe
a la lira que avanza
y humilla y tuerce y cruje y se comprime.
Mientras la mano diestra la esperanza
del claro acero esgrime.”
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O el “Adiós a Manolete”:
“La balanza equilibra
la suerte y muerte igual.
Islero a Manuel reta.
Manuel a su isla va.
Rodeados de sombra
de espesa inmensidad,
solos allá en su isla
se entrecruzan en paz.”
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Siendo tan buen aficionado como era Gerardo Diego, no podía faltar un “Himno a los subalternos”:
“Gloria a vosotros, alfiles, jinetes,
gloria y honor. Que mi verso más clásico,
desde el toril al trotar de mulillas
corona os ciña solemne.”
Además, entre otros muchos momentos, el poeta también nos evoca el instante inminente a “El encierro”:
(Pamplona)
"¡Madre, los toros! El río
urge y aprieta sus ondas
de tumulto y vocerío
y espumas negras, redondas.
Se va haciendo embudo el lecho.
Hay que tragar el estrecho,
zancas largas, sanfermines.
Sopla el fuelle. Allá van blusas,
jirones, aspas, esclusas.
Y están tocando a maitines.”
Cierra el libro Gerardo Diego con el poema “Plaza vacía”, y su último verso...
¡Qué último verso!:
“la vida es sombra, y el toreo sueño.”
“la vida es sombra, y el toreo sueño.”
Francisco Javier Díez de Revenga, máximo especialista en la poesía de Gerardo Diego, dice de él que "fue uno de los pocos poetas españoles capaz de articular un libro monográfico sobre la fiesta, La suerte o la muerte, obra maestra tanto por su intenso contenido poético como por sus virtudes formales y estructurales, ya que todo el libro está concebido como un gran poema del toreo".
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