D. Juan Barco con su trofeo
"Sorprende la actitud hostil de la izquierda contra esta fiesta popular que siempre fue de todos.
La incultura de la izquierda no pude acabar con la cultura del toro"
XIV Premio
"FÁBULA LITERARIA VICENTE ZABALA"
a
D. Juan Barco Caballero
'Centro de Arte de la Tauromaquia'
Dinastía Bienvenida blogspot
Fotografía Juan Campo&Dolores de Lara
Madrid, 26 de Abril de 2016
Con gran brillantez se ha celebrado el acto de entrega del XIV Premio "Fábula Literaria Vicente Zabala" que otorga el Círculo Taurino Amigos de la Dinastía en su decimocuarta edición, que ha sido otorgado a D. Juan Barco Caballero, célebre coleccionista y editor, que compareció acompañado de su bella esposa Dª María.
D. Juan Barco ha sido capaz de desarrollar una ingente obra a través del coleccionismo taurino, que le lleva a protagonizar un encomiable labor por la causa del toro a través de su cultura y las artes, y que desemboca en el logro de una colosal obra que le hace sobradamente merecedor de este prestigioso premio bienvenidista instituido en su día a la memoria del recordado periodista Vicente Zabala Portolés, trágicamente desaparecido.
El acto se desarrolló en el Aula 'Ángel Luis Bienvenida, del Teatro Muñoz Seca de Madrid, gentilmente cedido por el gran aficionado y empresario teatral, D.Enrique Cornejo, en la noche de ayer lunes con la asistencia de numeroso público, que se puso en pie para escuchar respetuosamente el himno nacional con el que se inició la sesión y en la que intervinieron las siguientes personalidades:
D. Miguel Mejías "Bienvenida", D. Jaime Ostos, Dª María Ángeles Grajal, D. Javier Hurtado, y D. Juan Lamarca.
Siendo este último el que rogó disculpas por la ausencia de Fernando Claramunt, y Enrique Cornejo como consecuencia de sendas dolencias que padecen ambos, y de carácter transitorio afortunadamente.
El evento cultural taurino tuvo lugar el la sede del Aula de Tauromaquia 'Ángel Bienvenida' del Teatro Muñoz Seca.
Juan Lamarca, vicepresidente 1º de la asociación bienvenidista hizo la presentación del acto, empezando por ofrecer, en nombre del Círculo Taurino A. D. Bienvenida los integrantes de la mesa, y al público su fiel asistencia.
Y así es que la culminación de ese sueño de D. Juan Barco llegó con la inauguración el pasado año del Centro de Arte de la Tauromaquia, en la ciudad de Málaga, constituyendo un hito en estos tiempos dada su importancia y transcendencia precisamente en el momento que que atraviesa la fiesta brava para que contribuya a poner en valor los “aspectos culturales por los que ha trascendido el encuentro entre el hombre y el toro, con la esperanza de que pueda ser la semilla que regenere la visión global que existe sobre el mundo del toro”.
Es por ello que la Junta Directiva del Círculo Bienvenida, en atención a su justo merecimiento resolvió concederle al premio citado, instituido a la memoria y recuerdo del que fuera insigne crítico taurino de ABC, por...la encomiable y permanente labor de D. Juan Barco en pro de la causa del toro a través de su cultura y las artes, desemboca en el logro de una colosal obra que le hacen sobradamente merecedor de este prestigioso premio bienvenidista.
Dicho premio, consistente en una escultura del artista Mariano Cobo, se lo entregó Miguel Mejías Bienvenida que valoró la importancia de D. Juan Barco para la cultura taurómaca y recordó la estrecha amistad que siempre gozó con la familia Bienvenida.
Después de las puntuales y magníficas intervenciones de los integrantes de la Mesa, y tras recibir su premio Juan Barco agradeció de forma emotiva el que le hubieran hecho objeto de una distinción de tanta valía en la Dinastía Bienvenida, al tiempo de hacer hincapié en la penosa situación de acoso y hostilidad dirigida contra el toro, instando a los estamentos públicos a que cumplan que el mandato del marco jurídico que regula y protege al toro.
- Por su interés se reproduce íntegramente el discurso de Javier Hurtado, periodista de RTVE (Tendido Cero), que dice así:
JUAN BARCO / Premio 'Fábula Literaria Vicente Zabala'
Hay una revista norteamericana, ART NEWS que publica periódicamente la lista de coleccionistas de arte más importantes que hay el mundo. En una de sus ediciones, quizá la última, contaba que de los 200 coleccionistas registrados 101 son estadounidenses. Los demás están repartidos por los principales países europeos, los emergentes Brasil, China, México… y alguna que otra exótica nación. Españoles figuraban sólo dos: Alicia Koplowitz y Plácido Arango, ambos empresarios miembros del Patronato del Museo del Prado.
En nuestro país, que es España, el coleccionismo de arte ha estado, tradicionalmente, en las Fundaciones: Juan March, Telefónica, Focus-Abengoa, Fundación Coca-Cola…
Ha habido y hay, también, empresarios coleccionistas que han acumulado un número considerable de obras de arte. Además de los mencionados están Juan Abelló, que no oculta su afición a los toros, posee un notable museo particular y José Luis Várez Fisa, de quien se supo que en 1999 vendió sus tesoros arqueológicos al Estado, tiene una importante colección de plata y entre sus cuadros destaca el bodegón, dicen, más importante de Zurbarán en España.
No sé si Juan Barco Caballero, extremeño de Almendralejo, (Ciudad del Romanticismo, Ciudad Internacional del Vino), ha figurado alguna vez en la lista de ART NEWS, desconozco asimismo si tiene una importante colección de plata o es un especialista en antigüedades, maestros clásicos y arte español moderno y contemporáneo. Lo que sí sabemos es que ha reunido una colección tauromáquica impresionante e incomparable, considerada la mejor y más completa del mundo por expertos. Comenzó coleccionando entradas y carteles y después se pasó a otras piezas más raras, más escasas y más caras. Objetos de los siglos XVIII y XIX, en concreto desde el reinado de Carlos III hasta el de Isabel II.
El año pasado parte de esa colección dio contenido y vida al antiguo edificio del Patronato de Turismo de Málaga, situado en pleno Casco histórico de la capital malagueña y que, después de una profunda remodelación, ha sido transformado en el Centro de Arte de la Tauromaquia.
Antiguamente el coleccionismo, de manera exclusiva, estuvo en manos de la iglesia, la realeza y la aristocracia hasta que la progresiva democratización del acceso a la cultura y el arte posibilitó la aparición de coleccionistas privados. Estos coleccionistas contemplan la línea de búsqueda y adquisición de obras de arte y objetos valiosos como un auténtico proyecto personal de larga duración. Cuarenta años lleva Juan Barco reuniendo piezas que no se reserva para deleite personal sino que, en clara vocación pública, ha querido mostrarlas a quien se interese por verlas en ese Centro de Arte de la Tauromaquia malagueño.
Como hay gente p ató, según la famosa expresión de Rafael El Gallo, tanto los hombres como las mujeres, servimos para muchas cosas. Unas comunes, que son las más, y otras, las menos, complementarias.
Muchas personas en algún momento de su vida han sentido la inclinación de coleccionar cosas, objetos de lo más diverso, ¡hasta despropósitos! por el mero placer de recrearse en su contemplación. Quién no recuerda haber visto algún gabinete de curiosidades con muñecas, bastones, insectos, máscaras antropológicas, atrezzo cinematográfico u objetos raros expuestos en vitrinas o estanterías. Cuando una persona decide coleccionar esos objetos es porque los considera valiosos y le resulta atractivo reunirlos, contrastarlos, examinarlos. Y no faltan coleccionistas que acaparan objetos costosos como inversión a largo plazo.
Se ha llegado a afirmar que “la inversión del futuro son los bienes tangibles”. El oro, los diamantes y el arte, principalmente la pintura, ciertamente son inversiones que con el paso del tiempo multiplican su valor y, a muchos coleccionistas les deparan pingües beneficios cuando deciden vender sus colecciones. A Juan Barco, desde mi alejada perspectiva, le veo más en el grupo de los que coleccionan no por invertir, sino por ampliar su cultura al ir en busca de objetos concretos al tiempo que, durante esa búsqueda estimula la paciencia y la perseverancia, aguza el ingenio, fija sus conocimientos y los enlaza entre sí.
Los estudiosos del coleccionismo dicen que tiene algo de obsesivo, de afán permanente por conseguir las piezas deseadas. Interpretan que es una manera de ordenar el mundo y una forma de definir la idiosincrasia del coleccionista, igual que hace el arte respecto al artista.
El coleccionismo de Juan Barco está especializado en motivos taurinos pero en él se da una gran diversificación y recopila por igual Tauromaquias, esculturas, terracotas, marfiles, pinturas, objetos artesanales, etc…
Esa exposición permanente del CAT malagueño que se inauguró el año pasado, es un gran libro abierto que muestra la historia del toreo a través de un arte tangible y evidente. Pasear entre los objetos del museo Juan Barco es hacerlo entre supervivencias de animismo, que ayudan a enlazar realidades presentes con esencias culturales pasadas, cuya existencia nos vincula con lo universal sin la mediación del tiempo. Y los objetos allí expuestos brillan con los brillos misteriosos y cultos que uno no se cansa de mirar con los ojos atónitos.
Juan Barco es un bienhechor que entiende el coleccionismo no como un hobby para ricos, ni como una manera de negociar con el arte. Se interesa sobre todo por la difusión de la Tauromaquia a través de otras obras artísticas inspiradas en ella.
Como otros coleccionistas ha creado una institución propia, la Fundación Juan Barco, abierta a la sociedad y cede piezas en depósito a diferentes museos para disfrute del público. Su papel en la estimulación del tejido artístico taurino está siendo fundamental y puesto que hay un desconocimiento generalizado, aficionados incluidos, hacia esta labor, quienes lo sabemos estamos obligados a reconocerlo, difundirlo y premiarlo tal y como hace hoy el Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida, concediéndole la Fábula Taurina Vicente Zabala mientras él, refugiado en su modestia se emboza, como acostumbra, en la bufanda de su silencio.
Desde aquí y con no poca admiración expreso en nombre del Círculo mi reconocimiento a este coleccionista que demuestra su amor a la Tauromaquia no con buenas palabras sino con obras y que sabe gastarse los cuartos con elegancia y buen sentido común. Como decían los mendigos de otros tiempos, que Dios se lo aumente en esta vida y se lo premie en la otra. Así sea.