jueves, 30 de agosto de 2012

VENEZUELA: EL CIRCULO BIENVENIDA ES GUIA DE APOYO A LA FIESTA BRAVA / Jesús Ramírez “El Tato”

Maracay Marzo 2012 / II Convención nacional CTADB
 
Posan ante en el grupo escultórico de César Girón en Maracay, Nelson Hernández, Juan Lamarca, Felipe Díaz Murillo, Javier Morales y Miguel Bienvenida.


En nuestro pais
EL CIRCULO BIENVENIDA ES GUIA DE APOYO A LA FIESTA BRAVA

Jesús Ramírez “El Tato”
Poco a poco, el Círculo Taurino de Amigos de la Dinastía Bienvenida, ha venido conjuntando esfuerzos en nuestro país, para la solidificación de la Fiesta Brava y la expansión del sentido Bienvenidista de fomento y divulgación de los valores que enaltecen el mundo, muchas veces complicado de la Fiesta Brava.

Desde la capital hispana, hombres diligentes como Don Juan Lamarca, Felipe Díaz Murillo,Javier Morales y Miguel Bienvenida, han traspasado fronteras y distancias, para venir en franca declaración de unidad y expansionismo a identificarse con nosotros en una lucha nueva por mantener nuestra cultura y tradición taurinas.

Acá han topado con personas como Nelson Hernández Ramírez, de aquilatada afición,  que se ha sumado junto a otro importante grupo de venezolanos con credenciales de aficionados, a esa solidaridad fundando e incrementando los Círculos Taurinos de Amigos de la Dinastía Bienvenida por diversas regiones del país,

Esa mano amiga y optimista del círculo, se hizo sentir recientemente en Valencia ante la incertidumbre que reinaba por la realización de las corridas de toros feriales.  Hoy gracias a su empeño, sabiendo escoger los mejores caminos para llegar a las autoridades municipales,  ya tenemos empresa taurina y tendremos feria en honor a la Virgen del Socorro.

También se han hecho sentir con el apoyo decidido a los que comienzan en el toreo. Tras su pasantía por la Escuela “Marcial Lalanda” de Madrid, hoy el andino Fabio Castañeda es novillero profesional de éxitos, y a partir del mes de octubre, el promisor Jesús Colombo ingresa al curso regular de dicha escuela madrileña buscando aires triunfales.

Y como consecuencia de ese espíritu fraterno de amplitud y divulgación de la fiesta, vemos ahora con gran satisfacción de aficionados, dos nuevos blogs taurinos que vienen a constituirse en importantes baluartes de apoyo y conocimientos para todos.  Dinastiabienvenida-merida.blogspot.com. con el impulso juvenil y optimista de Oscar Fernández y el nuevo blog del capitulo valencia a cargo del doctor Barrios Barrios.  Ambos vienen a llenar un vacío con importantes elementos históricos, de orientación y divulgación donde se evidencia la idea de integración de las mejores voluntades humanas  en pro del desarrollo y conocimientos de la hermosa fiesta brava en el país.

Y mientras otros vientos en nuestro país empujan la tauromaquia hacia otros lamentables derroteros, el Círculo Bienvenida Capítulo Venezuela sigue enrumbado con paso firme y seguro en el trabajo del asociacionismo, de integración y expansión de nobles ideales taurinos que salvaguarden ese legado histórico de arte y valor que encierra el espectáculo taurino y que nadie nos podrá arrebatar…..

miércoles, 29 de agosto de 2012

Manolete in memoriam / Tercio de Pinceles

"Manolete" visto por Luis López

Manolete in memoriam.


"Nunca olvidaré que al meterlo en la sepultura faltaba la luz, pues llegamos al cementerio de noche. Bajo la débil luz de un candil le dimos sepultura. Fue algo tremendo que jamás olvidaré"

(Antonio Bienvenida. Córdoba, 30 de agosto de 1947)


 Mientras te escribo,
tienes losa sobre la frente,
baja en la nieve
 tu mortaja inmensamente
y la tremenda albura cayó sobre tu faz.

Soy triste como los solitarios,
pero he vestido de sosiego mi temblor...”

¡Y ahora tú callas, y tienes polvo, y no eres más!
No te vi  nunca. No te veré.
¿Quién te juntó las manos?
¿Quién dio, rota la voz,
la oración de los muertos al borde de tu lecho?
Aún me quedan jornadas bajo los soles.    
¿Cuándo verte, dónde encontrarte y darte mi aflicción?...

Tomado de "In memoriam" (Gabriela Mistral)

Se aventó tu puñado de ceniza
bajo el sol doloroso de un verano...
La cruz de la espada, aún en tu mano,
es un cirio de acero que agoniza...

Notaste que la carne se rompía
entre la mies de oro y seda...
Supiste que era tu última moneda,
y compraste el derecho a ser poesía.
                     
“La estocada de Linares” (Rafael Herrero Mingorance)

martes, 28 de agosto de 2012

MANOLETE.- HACE 65 AÑOS MURIÓ EL MITO Y NACIÓ LA LEYENDA / EL VITO




MANOLETE

EL VITO** / A LOS TOROS

Caracas, 28 Agosto 2012.-
El 28 de agosto de 1947 fue un día muy caluroso en la península Ibérica. El ambiente estaba caldeado, en lo político y en lo militar. La opinión pública se estremeció como causa de los sucesos de Cádiz, donde un polvorín estalló y destruyó media ciudad.

En Londres el primer Ministro Clement Richard Attlee había regresado de sus vacaciones y se prestaba reiniciar sus labores al frente de los destinos de la Gran Bretaña.

En pleno Atlántico los emigrantes judíos a bordo del barco Ocean Virgour declararon:Antes nos echaremos al agua que desembarcar en Hamburgo. Vamos camino a la tierra prometida.

En la India ocurrieron sucesos aterradores: 200 mil muertos en Lahorra. ¡Degollados!

El racionamiento de pan en Francia llegó al orden de 200 gramos diarios por persona.

Las noticias más importantes en el medio taurino tenían que ver con la solicitud hecha al presidente Juan Domingo Perón por el matador de toros Raúl Acha Rovira, para que permita la celebración de corridas en Argentina y la inauguración de la Feria de Linares con el cartel de seis toros de Miura para Rafael Vega de los Reyes Gitanillo de Triana, Manuel Rodríguez Manoletey Luis Miguel Dominguín.

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En el libro número 28 de Bautismo de la Iglesia Parroquial de San Miguel de Córdoba está escrito en la partida bautismal de Manuel Laureano Rodríguez Sánchez, que nació en la madrugada del 4 de julio de 1917 en la casa número 2-A de la calle Torres Cabrera. La ceremonia religiosa del Bautismo tuvo lugar el 9 del citado mes y año. La madre del recién nacido varón se llamaba Angustias, era de Albacete y había sido criada en Córdoba. Muy joven casó con Rafael Molina Lagartijo Chico. Matador de toros en auge para la época. Lagartijo Chicofue compañero de Machaquito en la cuadrilla de Niños cordobeses. Rafael Molina falleció muy joven, y Angustias Sánchez contrajo nuevas con otro torero, con Manuel Rodríguez Manoletequien tendría una dilatada actividad como profesional del toreo. Manolete padre, como lo distinguen los historiadores taurinos, llegó a actuar un buen número de oportunidades en ruedos venezolanos. Era hijo del banderillero Manuel Rodríguez, el primer Manolete de la historia y hermano de José Dámaso Rodríguez Pepeteque murió en Madrid en los pitones del toro de Miura Jocinero el 20 de abril de 1862.

La noche del 27 de agosto se desplazaba un coche Hispano Suizo por la carretera Jaén-Madrid; era un coche azul que llevaba dentro al torero más polémico de la época, a la máxima figura de la torería. La policromía de los carteles colocados a la entrada de los pueblos de Jaén, anunciaba las corridas de la Feria de Linares, iluminados con el amarillento titilar de las lámparas en las esquinas de las blancas calles andaluzas. El coche azul de Manolete se comía el viento, porque parecía que no llegaba a tiempo a la eternidad. En los corrales de la plaza de Linares estaba una corrida de Miura. Entre los seis toros, uno cárdeno, bragado, agalgado, cariavacado, cornicorto, de nombre Islero.

Manuel Laureano Rodríguez Sánchez era de niño muy pálido, débil e instintivamente triste; a los cinco años había quedado huérfano de padre, fallecido tras una larga convalecencia. Manolete padre, al morir, se llevó la llave de la despensa. Sin recursos, Angustias Sánchez, sus hijas y su hijo Manolo, vivían en la casa número 4 del barrio de Santa Marina. La infancia de aquel que asombraría al mundo con su toreo, fue de estrechez económica, de hambre disimulada. Supo de la comida escasa y de la ropa zurcida. Cuando era niño no veía un bocadillo, como no fuera en un bautizo, referiría Manolete más tarde a un periodista estando ya en el pináculo de la fama. Desde los seis a los once años fue alumno del Colegio de los Salesianos de Córdoba. Las condiciones del hogar le hicieron hombre prematuramente y con el precoz raciocinio pudo comparar la bonanza en que vivían los toreros y la miseria con la que se nutrían los que no lo eran. Esa contundente razón, además que por sus venas corría un torrente de sangre torera, influyeron para que el sobrino nieto de Pepete y Machaquito y el hijo de Manolete, pensara en abrazar la carrera del toreo.

Islero había nacido en la finca La Cascajosa, donde pasen las vacas de la familia Miura. El becerro había sido destetado de la vaca Islera y en el herradero lo habían marcado con el número 22. En el tentadero de machos Islero no dijo nada especial. Fue un novillo normal. Le separaron para una corrida de toros que iba a Murcia, como lo fueron los cinco hermanos que le acompañaron en los corrales de la plaza de Linares. Quince días antes de la Feria de San Agustín, Pedro Balañá llamó a Eduardo Miura para decirle que necesitaba que la corrida que estaba destinada a lidiarse en Murcia se lidiara en Linares. Eduardo Miura le dijo al empresario catalán que se había comprometido con la gente de Murcia, a lo que Balañá le dijo que él se responsabilizaba y arreglaría el asunto con los murcianos.

—Tu no te preocupes, que no tienes que hablar con nadie, esa corrida me la llevo yo a Linares, yo te arreglo todo, hablo con quien tenga que hablar y arreglado. ¿Estamos?—.

Paco Casado fue a la casa de Miura y apartó la corrida, normalmente, embarcó los toros y se los llevó a Linares. Islero, como sus hermanos, salió directamente de la finca de Miura a Linares, es falso que hubiera antes ido a alguna plaza en el norte. A los años de la tragedia de Manolete, Tico Medina le preguntó aEduardo Miura si Islero había sido afeitado. Respondiendo el ganadero, muy solemnemente: “pienso yo que no le quedarían pitones al toro entonces, porque lo que es verdad es que era un toro cornicorto, astigordo, de pitón ancho, de mazorca grande”.

Un día de 1929 Manolete, alentado por un primo, fue al herradero de la finca de Lobatón. En Lobatón hizo su debut con una becerra de media casta; y desde su primer día logró entusiasmar a quienes le vieron. Manolete recordaba luego que sinceramente no sabía cómo había estado, pero que a Lobatón había ido andando y regresó a Córdoba en el coche del ganadero. Luego vinieron muchos tentaderos. En casa de Florentino Soto Mayor recibió su bautismo de sangre. Su presentación con público fue en 1930, en un festival organizado por Rafael Saco Cantimplas donde alcanzó un gran triunfo al torear con depurado estilo una becerra. Le contrataron luego a unos festivales en Montilla y Bujalance y el 2 de diciembre tomó parte en una becerrada; en 1931 actuó en Cabra con Juanita Cruz y Manuel Rodríguez, Bebe Chico, su primo, siendo la primera novillada vestido de luces en la que actuó el cordobés. Sus destacadas actuaciones lo llevaron hasta Madrid, donde se presentó en la plaza de Tetuán de las Victorias. El acontecimiento ocurrió el primero de mayo de 1935, con reses de Esteban HernándezVarelito Chico, Liborio Ruiz y Silverio Pérez le acompañaron aManolete en el cartel. La critica habló mal de su estilo, más destacaron su fácil manera de estoquear que su estilo para torear. Le repitieron en Tetuán conSilverio Pérez el 5 de mayo. Estas dos tardes fueron las dos únicas veces que Manolete actuó de novillero en Madrid. Más tarde iría en plan de figura arrolladora.

“¿Cómo está la corrida?”. Sobre la cama de su habitación en el Hotel Cervantes de Linares, Manolete descansaba. La persiana impedía que el radiante sol andaluz penetrara en el cuarto. Vestido con una bata azul de lunares blancos Manuel Rodríguez le hizo la pregunta a Camará.
“Muy bonita”, dijo don José Flores, al instante que Chimo, su mozo de espadas, en un silencioso ritual comenzaba a preparar las cosas para la corrida. “Chimo, ¿qué vestido vas a sacar?”. “El rosa, maestro”. “Ve si hay un par de medias de las que usamos en Barcelona. Las otras se arrugaron y me molestan”. Se volteó y cerró los ojos. No le molestaron hasta pasadas las doce del día cuando comió muy ligero: un filete de ternera, uvas y café con leche. Encendió un cigarrillo, fue al cuarto de baño a bañarse y afeitarse. Desde temprano los amigos fueron a verle; Álvaro Domecq, Ricardo García K-Hito, el periodista que le bautizó en una estruendosa crónica Monstruo, y otros. Chimo había colocado sobre la mesa las estampas religiosas y bajo el capote de paseo, en un rincón y sobre una silla, el traje de luces, la camisa, las medias. Bajo todo, las zapatillas desanudadas, en posición de firmes, dispuestas a hacer el ultimo paseíllo.

Convertido en figura del toreo llega Manolete a Sevilla la tarde de su alternativa el 2 de julio de 1939. Había toreado 68 novilladas con picadores, después de su presentación en Madrid con Silverio Pérez. La tarde en la Maestranza era de acontecimiento taurino; Manuel Jiménez "Chicuelo" el creador de la faena moderna como padrino y de testigo otro sevillano: Rafael Vega de los Reyes, "Gitanillo de Triana". Los toros de Clemente Tassara; el de la alternativa se llamó "Mirador" y Manolete le cortó las dos orejas. La cuadrilla formó conCatalino y Zurito, de Picadores, Virutas, Cantimplas y Blanquito, de banderilleros. Confirmó el doctorado el Día de la Hispanidad, 22 de octubre, conMarcial Lalanda de padrino y con toros de Antonio Pérez. Esa tarde también confirmó el entorchado el hijo de Juan Belmonte. Manolete salió a hombros por la puerta grande.
Dice don Ventura que "desde aquella tarde la afición se "manoletizó", pues la erecta posición vertical del diestro cuando toreaba, su espigada figura, el ritmo que imprimía a sus movimientos, la precisión admirable que daba su toreo, sin concesiones de mal gusto, su recia personalidad, en suma, imprimieron a su singular estilo gran solemnidad y empaque".

Ya todo estaba listo para que los clarines y los timbales anunciaran la salida del quinto toro de la tarde, de "Islero", número 22 de la ganadería de Miura y que le correspondía en segundo turno a Manuel Rodríguez "Manolete".
Rafael Vega de los Reyes, Gitanillo de Triana, había estado muy bien en su primero, en especial con el capote, escuchando una gran ovación y petición de oreja; con el cuarto de la tarde Gitanillo más bien abrevió, dadas las condiciones del miureño. Además, él estaba de relleno, la gente había ido a ver a Manolete frente al joven madrileño Luis Miguel, quien venía arrollando, dispuesto a quitar de su sitio al cordobés, Buscando guerra sin dar cuartel.
Dominguín con el tercer toro de la tarde había cortado una oreja; había realizado una faena valentona, con pases de rodilla, desplantes y esas cosas que agradece el graderío y que exaltan cuando desean quitar a alguien del medio. A Manolete lo querían quitar de en medio, triunfaba demasiado, ganaba mucho dinero y nunca perdía.
Manolete había matado al segundo de la tarde luego de lidiarle en medio del contento general; con la capa había bordado el lance a la verónica, con la muleta inició el trasteo con tres pases por bajo, siguió con cuatro naturales de sensación, dos más; manoletinas, música y mata de pinchazo y estocada sin descabello. Le ovacionaron, saludó desde el tercio y al toro le pitaron en el arrastre.
Islero pesó en vivo 495 kilos; era cárdeno entrepelado, astigordo y cornicorto. Manolete lo recibió con tres verónicas superiores. Luego de que "Islero" fuera picado, sin que se comportara como bravo en los caballos, Manolete inició su faena con cinco naturales y desafió al toro metiéndose en medio de los mismos pitones. Otra serie de naturales, superior. Otra serie de naturales. Cayeron prendas de vestir. Cuatro manoletinas inmensas, pases por alto colosales y siguió con otros diversos. Entró a matar, dejándose ver, colocando un estocadón a la vez que salió prendido y derribado. En brazos de los asistentes fue conducido a la enfermería, al parecer con una cornada, pues llevaba la ingle llena de sangre. A la enfermería le llevaron las dos orejas y el rabo que le habían sido concedidas.
Luis Miguel, con el sexto dio una vuelta al ruedo.
La corrida de Miura pesó, en canal, lo siguiente: 263,5; 279,5; 266,5; 289,5; 295 y 296 kilogramos. Un promedio en vivo de 480 kilos. Islero pesó 495 kilos.
Al iniciarse la temporada de 1940 estaba en la cúspide de la fama; en 1939 toreó 16 corridas en España y Portugal; 50 en 1940; 55 en 1941; 72 en 1942; 75 en 1943; 93 en 1944; 75 en 1945. Descansó en 1946 toreando sólo una corrida y en 1947 se vistió de torero 21 tardes. Le dio la alternativa a Manolo Martín Vásquez, Pedro Barrera, "Morenito de Talavera", Manolo Escudero, Angelete, "El Choni", "Parrita" y Rafael Llorente.

En América fue torero de impacto. Tal vez su rivalidad con Carlos Arruza, pugna que revivió la que en pretéritas épocas sostuvieron Gaona y Gallito, hizo que el pueblo Azteca viera a Manolete como un elemento de rivalidad para su ídolo, "El Faraón de Texcoco", Silverio Pérez. Su presentación en Ciudad de México fue el 9 de diciembre de 1945, con toros de "Torrecillas"; torearon con Manolete los mexicanos Silverio Pérez y Eduardo Solórzano. Llegó a vestirse 31 veces de torero en México. Sus mano a mano con Lorenzo Garza, Armillita, Silverio y Procuna fueron inolvidables; México lo convirtió en un ídolo y le dio a ganar mucho dinero; pero Manolete se sintió mejor que en ninguna parte en suelo mexicano, allí realizó las mejores faenas de su vida; su presentación en México tuvo las dos caras de su vida, un rabo en el primero y una cornada en el segundo. Dos caras ante una misma actitud, la entrega, la verdad y la honestidad como torero.
También le idolatraron los públicos de Perú, Colombia y Venezuela; en nuestra tierra actuó tres tardes, dos en la Maestranza de Maracay y una en un festival en el Nuevo Circo de Caracas. En Maracay reinauguró la plaza de toros que fuera construida por el General Juan Vicente Gómez.

El primero de mayo de 1946 actuó con Julio Mendoza y el peruano Alejandro Montani lidiando astados de Guayabita y el 12 de mayo del mismo año toreó mano a mano con Carlos Arruza reses de la misma procedencia. Los toros guayabiteros fueron rechazados en Caracas por falta de peso, edad, y trapío y por dar la corrida, a como diera lugar, el apoderado de Arruza, Andrés Gago, quien a la vez fue el organizador de la "Temporada Monstruo" se fue a Maracay y abrió las puertas de la olvidada Maestranza.
En Caracas toreó con Arruza, Mendoza y los hermanos Ricardo y Oscar Martínez en un festival a beneficio de la campaña de alfabetización.
Esa fue toda su actuación en tierras venezolanas y que los aficionados de aquella época, los que hoy se proclaman tan severos, consideraron, a pesar de los becerretes que toreó Manolete en Maracay, como de apoteósica.

Manolete llegó en estado de shock a la enfermería. Como lo primero era atender al restablecimiento del estado traumático, se le taponeó la herida y se le aplicaron los remedios de más urgencia. Los curiosos se apiñaron en la sala de curas de la plaza de Linares, tal vez demasiados curiosos que impedían se desenvolvieran médicos y enfermeras con libertad. No había sábanas y tuvieron que colocarlo sobre capotes de brega. Se tuvieron que buscar vasos en una tasca frente a la plaza, no los había ni para tomar agua en la enfermera de Linares. Los doctores Carbonell y Garzón le hicieron la primera operación y la primera sangre la recibió de un cabo de la policía de nombre Juan Sánchez. El parte facultativo decía: "Herida de asta de toro situada en el ángulo izquierdo del triángulo de Scarpa, con un trayecto de veinte centímetros de longitud de abajo hacia arriba y de adentro afuera ligeramente de delante atrás, con destrozo de fibras musculares del sartorio, fascia cribiforme, recto externo, con rotura de la vena safena y contorneando el paquete vascular nervioso y la arteria femoral en una extensión de cinco centímetros y otro trayecto hacia abajo y hacia afuera de unos quince centímetros de longitud, con extensa hemorragia y fuerte shock traumático. Pronóstico: muy grave".

¡Ay Pelu! ¡Hoy duele mucho la ingle! "Le dice a su primo y banderilleroCantimplas". ¡Pepe, qué susto he pasao! ¿Ese sitio es muy malo? Le pregunta ahora a Camará, su apoderado.

De la enfermería de la plaza lo llevaron al hospital de Linares. Inyecciones de suero fisiológico, cafeína, antitoxinas, cardiazol, efedrina, todo lo que la ciencia médica podía emplear. Pero Manolete no reaccionó nunca del shock.
“Me encuentro muy mal”, le dijo a don Álvaro Domecq. “¿Maté al toro de la estocada? ¿Y no me han dado ni una oreja?”. Al saber por Camará que le dieron las dos y el rabo se sonrió; él, que nunca sonreía, lo hizo al borde de la muerte. Luego volvió a exclamar: “¡Dios mío, qué malo me encuentro! Álvaro, tráeme mis medallas. Cómo sufrirá mi madre”.

A las cuatro de la tarde palideció con matices trágicos. Reconoció a Domingo Ortega, que acababa de llegar. Diez minutos más tarde llegaba el doctorJiménez Guinea, y le dijo: “Don Luis. ¿No me mete usted la mano?”. Al cabo de un tiempo preguntó: “¿Tengo los ojos cerrados?”. ¡Y los tenía abiertos! Vidriosos por la proximidad de la muerte.
Unos minutos antes de las cinco sobrevino un colapso por el shock, y el capellán del hospital le suministró la Extrema Unción. Su última palabra fue para llamar a su peón de confianza: ¡David!
A las cinco entró en agonía. Sin estertores ni angustias, ni suspiros... Inclinó la cabeza a la derecha, como si buscara con su ciega mirada un camino de salvación. El doctor Tamames, que le sujetaba el pulso, exclamó:
¡Ha muerto!
***
***Don Víctor J. López EL VITO, es presidente honorírfico del Capítulo Nacional de Venezuela del Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida.

El día que Manolete cogió a «Islero»



«Manolete», trasladado por sus compañero después de la cogida de «Islero» en Linares
/Fotografía de Fco. Cano/
«Y si la muerte me llega nunca me cogerá en ese momento feo de la cobardía, sino con el gesto rabioso del luchador».

El día que Manolete cogió a «Islero» 
L. Cano / ABC
28 Agosto 2012.- «El Monstruo» cordobés llevaba la muerte escrita en la cara antes de saltar al ruedo de Linares. Estaba cansado de torear, pero necesitaba una muerte de héroe
La leyenda dice que Manolete llevaba la muerte escrita en la cara antes de saltar al ruedo de Linares. Que en su traje de luces cabían dos como él, cada vez más delgado y blanco que estaba. Que llevaba tiempo jugándose la vida en los ruedos. Que estaba cansado de torear y al final de la temporada se cortaba la coleta. Que el miura asesino tenía que ir a Murcia y no a su encuentro. Que había citado a «Islero» a suerte contraria aquel fatídico 28 de agosto de 1947. Que «El Monstruo» necesitaba una muerte de héroe.
Manolete llevaba tiempo queriendo dejar los ruedos. «Qué ganas tengo de que llegue octubre», repetía una y otra vez. La presión se había hecho insoportable para él, con una afición cada vez más exigente. «El público solo está contento conmigo si voy camino de la enfermería». Manuel Rodríguez Sánchez siempre llevaba al ruedo sus problemas, con una madre venerada que nunca toleró a su amor, Lupe Sinorechazada también por el entorno del torero.

La entrevista concedida en julio a José María Carretero, «El Caballero Audaz», en el diario «Jornada» era reveladora. «Me retiro profesionalmente al final de la temporada». «La existencia que llevamos los toreros es muy triste. De un lado para otro, sin descansar en ninguna parte, cargados de angustias, llevando a cuestas la vergüenza de las tardes malas cuando el público se convierte en una fiera ululante, de terrible crueldad». «Siempre con una interrogación: Dios mío, ¿cómo quedaré en esta corrida? ¿Me matará un toro esta tarde?». «Y si la muerte me llega nunca me cogerá en ese momento feo de la cobardía, sino con el gesto rabioso del luchador».
«Islero», el quinto toro de la tarde de Linares, saltó al ruedo negro, entrepelado, bragado y con poca casta. La crónica del día de ABC cuenta que Manolete vio enseguida las malas condiciones del toro, pero, con un amor propio desmedido, lo muleteó por bajo, parándose en unos tremendos derechazos y cinco manoletinas tremendas, dos ayudadas por alto. Entró a matar un poco sesgado, de dentro a fuera, marcando mucho el volapié, y en el mismo tiempo arrancó el toro, que le clavó el asta derecha. La cornada fue seca, se lo llevó hacia arriba, le dio la vuelta y lo tiró al suelo.

Cornada grave

En la tarde de Linares todo se precipitó. Las asistencias se equivocaron de puerta al sacarlo del ruedo y tuvieron que desandar camino de la enfermería, mientras manaba un chorro de sangre de la pierna del diestro. La sala de curas era la propia de una plaza pequeña de la España de posguerra. La sangre del matador chorreaba el colchón hasta gotear. El doctor Fernando Garrido hizo lo que tenía que hacer, cosió venas y arterias, y logró cortar la hemorragia.

Manuel Rodríguez quedó estabilizado. Incluso pidió dar unas caladas a un cigarrillo. Muy débil, lo trasladaron, como un cortejo fúnebre en vida, al hospital de los Marqueses de Linares. Hay consenso en que la posterior transfusión de un plasma defectuoso, inyectado por un doctor amigo, Luis Jiménez Guinea, acabó con el torero. En cuanto se lo suministración con toda la buena fe, Manolete suspiró un «no veo», y expiró de inmediato a las cinco y tres minutos de la madrugada del día 29 de agosto, después de diez horas de agonía.
Las malas lenguas, sin embargo, siempre culparon a los médicos de no haber tajado por lo sano para salvar la vida. «No había cojones para cortarle la pierna a Manolete. ¿Y sabe usted por qué? Porque nadie se imagina a Dios con una pierna menos», recoge el periodista Tico Medina en su libro «El día que mataron a Manolete».

Nuevo toreo

En los años cuarenta, Manolete era la mayor fama nacional de España. Manolete era el dios de los ruedos. A partir de él el toreo adquirió una estética nueva, rompió los moldes del toreo clásico. Antes de él, nadie toreaba como él; después de él, todos querían torear como él. Hace de laextrema ligazón, quietud y aguante su seña. Todo solemnizado y dramatizado con la seriedad del diestro. Tanto como su figura taurina, desde 1939 a 1947, pesa todavía la sombra del «Califa IV».
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EN TORNO A MANOLETE / Por José María Sánchez Martínez-Rivero.



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EN TORNO A MANOLETE

 José María Sánchez Martínez-Rivero.
A 28 Agosto de 2012, en El Escorial.

Se cumplen 65 años de la tragedia de Linares. Se ha escrito y hemos descrito, en otras ocasiones, como fue la cogida y muerte de Manolete. Hoy queremos conmemorar este aniversario analizando su toreo y profesionalidad.
Las arenas de todas las plazas españolas fueron testigo de la lucha con la muerte que Manuel Rodríguez mantenía, tarde tras tarde, cada vez que toreaba. Se entregaba totalmente en una plaza de primera o en una del pueblo más recóndito. Solía decir que, tanto en una de primera, como en la de un pueblo, el público había pagado la entrada para verle y que nunca le defraudaría aliviándose. Así ocurrió en Linares. Tenía todo conseguido, las dos orejas y el rabo, y con solo una estocada hábil habría terminado, pero en su pureza ejecutando la suerte suprema, sin aliviarse, halló la muerte.

Luchaba contra el toro y contra los resentidos –aún hoy existen- que no querían reconocer la verdad y la genialidad de su arte a los que rendía con su capote y muleta; pero a los que tenía que convencer en cada faena.
Tarde tras tarde Manolete hacía estallar la pasión y la emoción cuando daba los naturales girando la muñeca, solamente, pasándose al toro muy cerca.
¡Ah la izquierda de Manolete!, se decía. Las manoletinas ejecutadas por él, adquirían el carácter de pase y no de adorno. Eran inimitables.  El diestro de Córdoba poseía valor, arte y afición sin límites. Guillermo, su primo y mozo de espadas, comentó en cierta ocasión:

“Lo difícil era ver a Manolete estar mal en un toro. Estaría mas o menos “acertao”, pero lo que es estar con miedo, yo no lo vi con ninguno.
Era un torero, hablo como aficionado, al que jamás le faltó el valor. Por eso fue tan enorme torero”.

El arte taurino no es igual ni repetitivo – como se ha dicho-, porque cada tarde sale un toro distinto, con sus virtudes y sus defectos; la genialidad del torero está en hacer faena, la que sea, al toro en cuestión, porque cada toro tiene su lidia. A este respecto se cuenta la siguiente anécdota de Guerrita:

“Se disponía a ver a un torero nuevo que le habían presentado como posible promesa y este le dijo: “Maestro como me salga un toro en Madrid...”. A lo que respondió Guerrita: “Te van a salir dos. Y ahora ya no voy a verte”.

Los detractores del Monstruo de Córdoba, solían decir que siempre hacia la misma faena a todos los toros. Él mismo razona porqué no es posible esto en conversación con su sobrino, Rafaelito Lagartijo, el 19 de septiembre de 1946, con motivo de torear la corrida de la Beneficencia, única de esa temporada en España en la que cortó las dos orejas. Su sobrino le decía:

- Pero tito, si tú esto lo haces como el que está tomando café.

- Que no, niño, que no. Que luego sale cada toro de una manera, y yo tengo una responsabilidad muy grande...; yo no puedo escurrirme ni un momento siquiera. Yo tengo que cuidar todos los detalles, y tengo que estar muy concentrado…
Y por eso no duermo. No es que tenga miedo, no; no duermo por la responsabilidad tan grande que tengo hoy, pues quiero seguir siendo quien soy".

“Luego sale cada toro de una manera…”
Manolete procuraba sacar faena a todos los toros. La que tuviera. Esa era la honrada moralidad profesional del Monstruo de Córdoba. Eso esperaba el público que pagaba, a veces, mucho por verle. El cordobés aguantaba a los toros lo indecible.
Devolvió la pasión al mundo del toreo. Él solo. No necesitó la competencia – aunque trataron de crearla, primero con Pepe Luís y luego con Arruza-, para hacer saltar las chispas de las opiniones encontradas.
Manolete trajo al toreo tres cosas fundamentales: acortar el terreno del toro hasta lo inverosímil; la ejecución en cada faena del pase natural y un alto concepto de la responsabilidad que le llevaba a considerar a todas las plazas de España de la misma categoría.
Se le acusó en muchas ocasiones de no “cargar la suerte”, pecado mortal en la época.
En el periódico “Dígame”, su director, don Ricardo García, K-Hito opinaba sobre el tema:

Manolete es ése. El mejor, el único, el que ha milimetrado el toreo, el que ha revuelto todas las reglas de torear, el que acabó con de lo cargar la suerte y tantas otras bagatelas. La suerte no se carga sobre las piernas, que esa es una ventaja que Manolete rechazó. El torero debe jugar sólo el brazo y la muñeca, y con eso basta”.

Manolete nos da su versión:

“Todo eso que se dice de “cargar la suerte” en el natural viene a ser lo que cargar la suerte en las otras fases del toreo. Esto es simplemente una ventaja para el torero puesto que se desvía más fácilmente el camino que trae el toro. Cargar la suerte, yo lo creo así, es tan solo una ventaja”.

Opinión encontrada con la de Domingo Ortega:

Cargar la suerte no es abrir el compás, porque con el compás abierto el torero alarga, pero no profundiza; la profundidad la toma el torero cuando la pierna avanza hacia el frente, no hacia el costado.
La enjundia del toreo es aquella en que el torero se enfrenta echándole el capote o la muleta adelante, para, a medida que el toro va entrando en la jurisdicción del torero, ir templándole, ir inclinándose sobre la pierna contraria, al mismo tiempo que esta avanza hacia el frente, es decir, alargando el toreo al mismo tiempo que por si se va profundizando”.

Fue un extraordinario estoqueador.
Con motivo de su presentación en la plaza de Tetuán de las Victorias el 1 de mayo de 1935 un crítico, al verlo matar, escribió:

"Lástima que toree tan mal, matando tan bien”.

Antonio Bienvenida - al que Manolete admiraba-, dijo:

“Cuando se le han cantado tantas excelencias como muletero, se ha dicho muy poco de lo que en realidad era muy bueno, en su entrega a la hora de matar, esa entrega que terminó con su vida”.

El maestro del periodismo, don Rafael Campos de España escribió su opinión sobre Manolete para un libro del autor:

“Como torero revolucionó la Fiesta y apoyándose en el belmontismo lo fundió con la inspiración que tenía del arte de Lagartijo, el Grande, de quien se dijo que solo verle hacer el paseo valía el dinero de la entrada. De Manolete se puede escribir y hablar sin fin, pero socráticamente, no pendencieramente.
Puedes estar seguro de que fue un torero inmenso y un cabal hombre en todos los aspectos de su vida”.



¿Era inevitable el  trágico final de Manolete? Él mismo lo profetizó:

                 “Quieren que toree con los pies juntos, y un día, un toro me los va a levantar para siempre del suelo”.
                 “Me exigen mucho y como gano mucho, tengo que dar todo lo que pueda”.
 
En una entrevista, cuando ya tenía prevista su retirada, se expresó así:

“Soy joven y quiero vivir. No deseo morir esclavo de mi profesión, porque el toreo no deja tiempo libre. Se está en él entero o se le deja”.

Manuel Casanova dejó escrito a la muerte del torero:

¡Treinta años, una fama y una fortuna puestos en juego cada día! De la noche a la mañana, como en un sueño, el drama.
A Manolete le ha matado un toro. ¡Que pena!
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A LA MEMORIA DE “MANOLETE” 65 AÑOS DE SU PARTIDA / Por: Rafael Dupouy Gómez



Debut en Venezuela del “Monstruo” de Córdoba, Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, en compañía del diestro venezolano Julio Mendoza y el peruano Alejandro Montani en la Maestranza de Maracay, el 1 de mayo de 1946. (Foto Archivo Hnos. Dupouy Gómez).

A LA MEMORIA DE “MANOLETE” 
65 AÑOS DE SU PARTIDA

Por: Rafael Dupouy Gómez
Venezuela.- 27 de Agosto de 2012.-

Dedicado a mis buenos amigos: don Fernando Claramunt López, don Fernando del Arco de Izco y don Paco Laguna Menor, grandes admiradores e historiadores de la figura de “Manolete”.

El 29 de agosto de 2012, se cumplen 65 años de la trágica muerte del famoso diestro español Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, conocido como el “Monstruo” de Córdoba, uno de los toreros más grandes que ha dado la historia.

La fatalidad ocurrió aquella tarde en la Plaza de Toros de Linares, el 28 de agosto de 1947, alternando Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete” con Rafael Vega del los Reyes “Gitanillo de Triana” Luis Miguel Dominguín.

Se lidiaron seis toros de don Eduardo Miura, correspondiéndole a “Manolete” la lidia del quinto de la tarde de nombre “Islero”, nacido del vientre de la vaca “Islera”, cuya cabeza disecada se encuentra actualmente expuesta en el Museo Taurino de la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.

“Islero”, marcado con el número 21, astifino de pitones, negro entrepelado, provocó la cornada mortal del diestro cordobés al penetrarle el pitón en el muslo derecho, destrozándole el Triángulo de Scarpa, al mismo tiempo que “Manolete” le introducía el estoque consiguiendo una soberbia estocada después de perfilarse para entrar a matar con pasmosa serenidad, valentía y entrega total. Su triste desenlace fatal, es ampliamente conocido por los críticos, historiadores y aficionados taurinos, desatándose una gran polémica en torno a su muerte, atribuyéndola a varias causas, entre ellas, al mal empleo de una transfusión de sangre que le provocó, al famoso torero, una reacción adversa precipitándole la muerte.

“Manolete”, falleció a las cinco de la mañana, el 29 de agosto de 1947. España entera y el mundo de los toros lloró la muerte de su ídolo, bajo una profunda conmoción. Una impresionante multitud paseó a hombros los restos mortales del cuarto “Califa de Córdoba”, Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”. 

EL DEBUT DE “MANOLETE” EN VENEZUELA 

Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, toreó en Venezuela dos corridas de toros en la Maestranza de Maracay, los días 1 y 12 de mayo de 1946 y un festival benéfico en el Nuevo Circo de Caracas, el 19 de mayo de ese mismo año. Estas fueron sus únicas presentaciones en Venezuela. 

“Manolete”, debutó en Venezuela presentándose en la Maestranza de Maracay, el 1 de mayo de 1946. La Organización Gago lo presentó, la primera tarde, alternando con el venezolano Julio Mendoza Palma y el diestro peruano Alejandro Montani con toros de “Guayabita”. 

El toro de nombre “Naranjito”, negro, marcado con el número 316, segundo de la tarde, fue el primer enemigo con el que debutó “Manolete” en Venezuela, quien vestía un precioso traje rosa y oro. 

 El cronista taurino Guillermo Austria “Chavalo”, describió así el sensacional momento vivido en Maracay (Venezuela) con el debut de Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete” que tanta expectación y emoción despertó en la afición:  
“El prodigioso cordobés saluda al guayabitero con cuatro verónicas para las cuales habría de inventar una adjetivación especial. Sin aspavientos ni contorsionismos, aquellos lances fueron simplemente soberanos, mandones, pletóricos de gracia, serenidad y arte, rematados luego con la ya célebre media verónica de su exclusiva propiedad, por la manera nunca sospechada con que el “Monstruo” la realiza. Otras dos verónicas, una revolera y repetición de su inverosímil media verónica integraron su labor del primer quite, dejando en el ambiente una sensación de grandeza indiscutible.

Brinda desde los medios y comienza la sensacional faena de muleta con pases por alto y por bajos ayudados que dejan a la clientela desconcertada, asombrada, convulsa de una sensación jamás sentida ante semejante prodigio de serenidad y mandonería. La muleta en manos de “Manolete” tiene vuelos inaugurales. Todos creíamos que lo que hizo no se podía ver nunca. Se acerca, se arrima y luego se pega del toro con el mismo desenfado de una vaca.

Con dibujados naturales y tiránicos derechazos, se fajaba inverosímilmente el toro, alrededor. Las manoletinas, primorosa suerte de su invención, prendieron en el ambiente de la plaza la somnolencia embriagadora de un perfume, y otra serie de naturales, dados ahora con una exclusiva forma avasallante de correr la mano mirando a los tendidos, vertió más sobre el ruedo el vértigo del público hecho clamor de emocionado vocerío.

El hecho de haber tenido necesidad de recurrir al descabello después del espadazo que “sopló” al final, negó la posibilidad de adquirir en este toro algún simbólico trofeo. Pero ahí ha quedado, y de manera indeleble en la memoria de cuantos le vimos, la fantasmagoría real de todas sus faenas. La ausencia del galardón no afecta al mérito”.

En el quinto de la tarde, segundo de “Manolete”, el famoso diestro cordobés lo toreó primorosamente de capa pegándole al toro cuatro verónicas antológicas. Con la muleta ejecutó variados pases con ambas manos que fueron muy ovacionados. Entró a matar con decisión saliendo lastimado en el encuentro, recibiendo un pequeño varetazo en el estómago, siendo inmediatamente conducido hacia la enfermería de la plaza donde el eminente doctor José “Pepe” Izquierdo le realizó una adecuada cura y tratamiento. Al toro que no pudo matar “Manolete” por el pequeño percance recibido, lo despachó el venezolano Julio Mendoza habilidosamente con la puntilla.

El 12 de mayo de 1946, se volvió a presentar en la Maestranza de Maracay “Manolete” en un mano a mano con el diestro mexicano Carlos Arruza, actuando como sobresaliente el novillero venezolano Oscar Martínez. Llovió mucho ese día, pero los allí presentes pudieron ver enfrentarse a los dos colosos de la torería contemporánea.

“Manolete”, vestía traje de obispo y oro, mientras que su gran amigo el mexicano Carlos Arruza, llevaba puesto un traje tabaco y plata aquella tarde. El crítico taurino Guillermo Austria “Chavalo”, nos describe la actuación de “Manolete” y Arruza, el día de la histórica tarde del mano a mano: 
“Aquellas verónicas de “Manolete”, aquellos sus naturales sus “manoletinas”, su pase de trinchera, los de pecho, en fin todo lo que en cantidad y calidad nos hizo, ante nuestros ojos aparecían como cosas nunca vistas. Como si fueran de estreno. Nos traían una sensación nueva. Un enervamiento desconocido hasta ahora. El extracto era el mismo pero distinto su perfume. Aquello era el zumo de mil flores del jardín de las delicias, del huerto de las maravillas. Nada lograríamos con intentar reseñarlo. Aquello era indescriptible. Fue inefable. Una oreja en uno y dos orejas en otro, total: tres orejas. Pero en realidad la cosa ha debido ser de esta manera: dos en el primero y en el quinto, las dos, el rabo y una pata, pero el Técnico no supo corresponder con entera justicia. Aquel quinto toro de “Manolete” merecía todos los honores habidos y por haber”.
Aquellos tres escalofriantes faroles de rodillas con que Carlos Arruza saludó al sexto guayabitero de la tarde. Cuando el bizarro y temerario azteca dejó su posición de hinojos, en toda la plaza había un mareante olor a cloroformo. En todas las absortas pupilas la visión del “hule” humedeció los ojos de la tragedia. También como “Manolete” fue víctima de la “pichirrería” del Técnico, y solo se llevó al final de la triunfal jornada, cuatro orejas y un rabito, como si aquellos quinto y sexto toros no tuvieran patas que cortar.

En hombros de una multitud más que entusiasmada, enardecida, salieron por las calles de la ciudad afortunada este par de colosos de la torería, después de haber dado cada uno a mares lo que tienen: el poder y la fuerza”. 

Posteriormente, “Manolete” se volvió a presentar, el 19 de mayo de 1946 en un festival taurino a beneficio de la Campaña Nacional de Alfabetización, realizado en el Nuevo Circo de Caracas, con toros de “Guayabita”, alternado con Julio Mendoza, Rafael Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana” y los hermanos venezolanos, Oscar y Ricardo Martínez. En ese festival se despidió “Manolete” de la afición venezolana y del público de América. 

“MANOLETE” Y ARRUZA VISITARON A FLORENCIO GÓMEZ NÚÑEZ

En mayo de 1946, Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete” y el torero mexicano, Carlos Arruza, durante su estadía en Maracay, visitaron a mi abuelo Florencio Gómez Núñez en su quinta “La Macarena”. Ambos vinieron acompañados de sus apoderados. “Manolete”, en compañía deJosé Flores “Camará”, muy amigo de mi abuelo, al que conoció desde que se inició en el mundo del toro, primero como torero y después como apoderado y Carlos Arruza con Andrés Gago, quien también contaba con la amistad de mi abuelo, siendo un gran empresario sumamente atento y cordial.

Recordaba mi abuelo Florencio: “Gratamente recibí la visita de “Manolete” y Arruza con sus respectivos apoderados junto con mi señora Elena y mis pequeños hijos, Rosa Elena y Florencio Vicente Gómez Arráiz. Al llegar los toreros y bajar del coche, los saludamos cariñosamente y los invitamos a pasar a la casa que fue diseñada por mi amigo Carlos Raúl Villanueva, considerado como el mejor arquitecto venezolano de todos los tiempos, siendo también el artífice de la Plaza de Toros Maestranza de Maracay que le encomendamos construir y que fue inaugurada, el 20 de enero de 1933.

Ocurrió una anécdota muy curiosa con la visita de “Manolete”, porque nosotros teníamos en la casa, dos perros de raza Boxer, muy fuertes y bravos, a los que la mayoría de las personas que visitaban la casa les tenían mucho cuidado y respeto. “Manolete”, llevaba elegantemente su chaqueta puesta por los hombros y después de ver a los dos perros merodeando bastante cerca de él, muy inquieto, se dirigió a nosotros, diciéndonos:

  “¡A estos perros, yo les tengo mucho más miedo que a los toros!”. 

Finalmente, todos nos echamos a reír, después de aquel comentario que “Manolete” manifestó, demostrándonos el pánico que tenía ante los perros. Estuvimos conversando largo rato en un salón de la casa, donde todavía conservo el juego de recibo donde se sentaron “El Monstruo” cordobés y “El Ciclón” mexicano, junto a sus apoderados”.

Durante su estadía en Venezuela, “Manolete” y Arruza, estamparon su firma autógrafa con una bonita dedicatoria a mi abuelo Florencio en su álbum taurino, donde también aparecen las expresiones de amistad y cariño de grandes figuras del toreo que conoció a lo largo de los años, desde la fecha inaugural de la Plaza de Toros de Maracay en 1933.

Firma autógrafa de Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete” con dedicatoria a Florencio Gómez Núñez que dice: “Al gran aficionado y buen amigo Florencio Gómez con un abrazo, Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, Caracas, 12 de mayo de 1946”. (Archivo: Hnos Dupouy Gómez).


 “Manolete”, fue un torero excepcional, tenía una gran personalidad y prestancia en la plaza. Así lo recordaba con añoranza mi abuelo Florencio Gómez Núñez:

“Mi impresión sobre “Manolete”, es la que nos ha causado a todos los taurinos. Yo lo califiqué siempre como una figura única, fuera de todos los grupos y escuelas taurinas tradicionales. "Manolete" fue un torero magnífico porque lidiaba de igual manera a todos los toros y a todos los toros les hacía faena. ¡Qué difícil era lograr eso! Ese ha sido, indiscutiblemente, el gran mérito de "Manolete", que no se puso él a tono con los toros, sino que puso a los toros a tono con él. Yo creo que "Manolete" ha sido el torero con más valor de verdad que ha tenido el toreo. Le imprimía, con su carácter serio y sobrio, un sentido de solemnidad a lo que hacía, mostrando una verticalidad y una quietud asombrosa ante la cara de los toros. Era una constante en “Manolete”, la seguridad, verdad y decisión al ejecutar la suerte suprema.

Para mí ha sido un caso excepcional en el toreo. Toda persona o aficionado que recuerde alguna faena de Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, no podrá olvidar nunca en su vida a esta gran figura del toreo y lo que significó para la Fiesta Brava”.





He querido al final de este artículo de recuerdo a “Manolete” en el 65º Aniversario de su muerte, incluir la composición de un video donde se puede escuchar el poema “A LA MEMORIA DE MANOLETE” de Adriano del Valle con fotos del desaparecido diestro cordobés y la magnífica interpretación del gran recitador español José González Marín, uno de los mejores intérpretes de la poesía española. Visitó Venezuela logrando un éxito rotundo en sus presentaciones. Mi abuelo Florencio Gómez Núñez, gozó de su amistad y admiración, conservando sus discos. En  junio de 1936, durante una presentación de González Marín y Pastora Imperio en el Teatro de “La Zarzuela” de Madrid, el famoso recitador, después de finalizar su actuación, invitó a mi abuelo Florencio a una recepción privada, teniendo el cordial y amable gusto de presentarle personalmente al gran poeta y dramaturgo español Federico García Lorca.

Rafael Dupouy Gómez ante la hermosa estatua de Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, titulada “Su último brindis”, obra realizada por el gran escultor madrileño Emilio Laiz Campos que se encuentra en la Plaza de Toros Maestranza “César Girón” de la ciudad de Maracay, Venezuela. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez)

El recuerdo de Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, permanece vivo a 65 años de su fallecimiento, porque fue un gran hombre, digno representante de su raza por su arte, valor y torería.

¡Paz a su alma en su Córdoba querida!

Rafael Dupouy Gómez