Dinastía Bienvenida, blogspot
Madrid, Marzo/2019 / Fotografía La Loma
La Tertulia Taurina del Círculo Amigos de la Dinastía Bienvenida ha celebrado una nueva reunión acogiendo como invitado a Don Guillermo López Olea, de la ganadería de Herederos del Conde de la Corte, sobre cuyo recorrido histórico ha versado el tema principal abordado además los indispensables de actualidad ante ferias como la de Fallas de Valencia, y la Magdalena de Castellón, y en espera ya de los carteles de Sevilla y de San Isidro de Madrid.
Paco Serrano, Juan Lamarca, Carmelo Espinosa, y el ganadero Guillermo López Olea
Don Guillermo López Olea, ante la inquietud de los tertulianos no dejó de referir pasajes gloriosos de del famoso hierro creado con reses procedentes de la ganadería formada en 1912 por la Marquesa Viuda de Tamarón con machos y hembras de don Fernando Parladé originarias de don Eduardo Ibarra de pura casta Vistahermosa. En 1920 fue adquirida con todos sus derechos por don Agustín Mendoza Montero,Conde de la Corte, que varió el hierro y la divisa por los que se utilizan actualmente. En 1964 y por su fallecimiento la heredó su sobrino don Luis López Ovandopasando a anunciarse a nombre de Herederos del Excmo. Conde de la Corte, regentada por Don Guillermo López Olea. Esta vacada señera en la historia de la tauromaquia, y orgullo de rextremadura pasta en la finca pacense, de los 'Los Bolsicos', de Jerez de los Caballeros.
Con especial cariño recordó cuando siendo niño acompañó a su padre a la corrida de su ganado en la feria de Albacete de 1968, y a la que lo cortaron un total de ¡12 orejas y 5 rabos! por una terna formada por los matadores Diego Puerta, Miguel Mateo "Miguelín", que le indultaron un toro, y Antonio Millán "Carnicerito de Úbeda".
Igualmente resultó obligado rememorar la famosa e inolvidable corrida en la monumental de Las Ventas de Madrid el 12 de octubre de 1952:
"El carácter memorable del festejo lo fue por un doble motivo: lo que sucedió en el albero de la Monumental madrileña y las consecuencias que tuvo para el devenir inmediato de la Fiesta de los toros.
Aquella tarde venteña de hace ya sesenta y seis años se acarteló a los diestros Antonio Bienvenida, Juan Silveti y Manuel Carmona junto con una bravísima e imponente corrida del Conde de la Corte. El festejo, a beneficio del Montepío, fue un éxito rotundo y los espadas cortaron orejas a todos los astifinos y boyantes astados a los que dieron cuenta. Si la corrida fue inolvidable para el aficionado, sus antecedentes y consecuencias tienen aún muchísima más trascendencia.
Antonio Bienvenida era el presidente del Montepío y buscó con esfuerzo la colaboración de las primeras figuras del toreo para su participación en este festejo benéfico.Todas ellas se negaron rotudamente a formar parte del cartel ya que, según declaró el mismo Bienvenida, los toros del Conde de la Corte no estaban afeitados.
Bienvenida no se mordió la lengua cuando el crítico Curro Meloja le preguntó por ello en una entrevista radiofónica. Afirmó que, desde el final de la Guerra, la mayoría de los toros lidiados por lasfiguras sufrían importantes mermas en sus defensas. La valentísima denuncia provocó un alboroto tremendo en el mundo taurino que, al igual que en la actualidad, trató de desvirtuar la realidad. No obstante, la afición y la autoridad reaccionaron unánime y rotundamente. Pocas semanas después de las declaraciones deAntonio Bienvenida, se publica en el Boletín Oficial unas órdenes del Ministerio de la Gobernación disponiendo que las astas de los toros lidiados sean recogidas, guardadas en cajas selladas por el delegado gubernativo y remitidas a Madrid para su examen en la Escuela Nacional de Veterinaria. Caso de descubrirse la menor manipulación, los ganaderos, empresarios e incluso los propios diestros serán severamente sancionados, pudiendo llegar a la prohibición de vender reses los primeros, celebrar espectáculos los segundos o actuar en público durante temporadas enteras los últimos. Las consecuencias de la denuncia del maestro Bienvenida fueron muy positivas para el desarrollo de la Fiesta en las temporadas posteriores.
Pues bien, una excelente reunión en el Restaurante La Giralda situado en el corazón del barrio de Salamanca, regentado desde su fundación por Carmelo Espinosa, el que fuera entusiasta novillero en los años setenta y hombre portador de las mejores dotes de torería, cuya afición y estilo se refleja en este suntuoso en este emporio de la gastronomía andaluza unido al sabor taurino de su decoración y ornato. En La Giralda se respira amor al toro y a España.
Muchas veces paso por delante de la finca y siempre se me va la mirada buscando las reses.
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