De ahí mi reconocimiento y aplauso al “Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida”, que vuelve a marcar la diferencia, dado que la categoría del aficionado se calibra también en su sensibilidad y forma de apreciar la heroicidad en forma de proeza, de gesta y hasta de epopeya, la verdadera hazaña del hombre frente al toro.
Y los del Círculo hacen pleno con el galardón instituido: Trofeo “Héroes del Toreo”.
El Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida premia a
Antonio Ferrera y Manuel Escribano, “héroes del toreo”
Juan Miguel Núñez Batlles
El reconocimiento del valor parece explícito a la hora de catalogar y premiar los méritos de los toreros. Y es que la apreciación a considerar casi se da por hecha, como en la milicia se supone el valor del soldado.
No hay medidores de valor. Sin embargo, por el impacto emocional en el público se puede clasificar el coraje, la bravura y las agallas del hombre que se las ve con el toro.
¿Y cómo se llega realmente al valor, control y dominio con una meta de superación concretada en el reto de querer ser el mejor a toda costa?
Es la actitud en la vida del torero, que nos emociona y apasiona a los aficionados y al público en general. La lucha y la apuesta por salir en triunfo en ocasiones y circunstancias harto difíciles fuera del ruedo y en el mismo.
Y como hasta ahora ningún jurado había recapacitado en tal merecimiento -al menos yo no tengo noticias de que haya establecido algún premio en este apartado-, pienso si es que todos dan por hecho la heroicidad de los toreros. O, algo peor, me pregunto si es que esos méritos no son ponderables.
De ahí mi reconocimiento y aplauso al “Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida”, que vuelve a marcar la diferencia, dado que la categoría del aficionado se calibra también en su sensibilidad y forma de apreciar la heroicidad en forma de proeza, de gesta y hasta de epopeya, la verdadera hazaña del hombre frente al toro.
Y los del Círculo hacen pleno con el galardón instituido: Trofeo “Héroes del Toreo”.
La primera edición de esta condecoración ha estado inspirada en dos nombres, referentes indelebles en el lema de la heroicidad: Antonio Ferrera y Manuel Escribano.
- Nadie en la actualidad con tantos méritos como ellos.
Los dos vienen por sendas bien distintas, aunque coinciden en un punto de partida desde muy abajo. Expertos ambos en la lucha y el vigor para superar todo.
Y es que, en palabras del vicepresidente del “Círculo” y alma mater de este delicioso trajín, el amigo Juan Lamarca, “cuando el toreo nace en la dificultad y termina siendo brillante, tiene una consistencia muy especial”.
El acto de entrega se desarrolló en el marco habitual de los encuentros que suelen celebrar los leales y legales amigos de los Bienvenida, el “Gran Hotel Velázquez” de Madrid, con una extensa y brillante nónima de incondicionales. Parece mentira, en pleno “sanisidro” y con tantas alternativas sociales con tinte taurino, la gente no falla. Allí estaban los cabales en número muy considerable, y una elegante y distinguida representación femenina.
- La parte gastronómica
Un almuerzo y previo cóctel, espléndidos, como los que el recordado Suárez-Guanes que nos ha dicho adiós estos días solía catalogar de los “de chuparse los dedos”. Vaya que sí.
Con aperitivos de bienvenida a base de un refrescante chupito de salmorejo, un cazón en adobo de pura marinería, las croquetas de jamón evocación de sabores extremeños y brocheta de pollo al curry sencillamente prodigioso en la combinación de especias.
Como primer plato, una crema de carabineros al armagnac con langostinos y crema de nata, cuyo nombre y contenido es la equivalencia del gusto y el regusto en una fina y delicada expresión. Y “lo fuerte”, las carrilleras de ibérico al vino tinto de Madrid con puré de patata trufado, alarde de no va más. Todavía el postre, una tarta de tres chocolates con espejo de natillas y sirope de fresa. Más los consabidos café y licores. Naturalmente con una cuidada bodega a base de blancos de Rueda y crianzas de Rioja, las cervezas y refrescos a mogollón.
Cuidan bien la panza estos amigos de los Bienvenida.
- Los galardonados
Y a los postres, la entrega de los reconocimientos. La elocuencia del perseverante Lamarca haciendo referencia a los méritos de Ferrera y de Escribano, ejemplos de tauromaquia heroica.
Detalló Juan las virtudes y merecimientos de ambos diestros, haciendo hincapié en los puntos de inflexión que han tenido y tienen sus respectivas carreras, “los dos, en la senda de los héroes”.
Habló también Juan Miguel Núñez para trazar las líneas gruesas del perfil personal y profesional de los dos espadas.
Y finalmente las palabras de uno y de otro. El valor, el compromiso y la personalidad que se les premiaba, se hicieron patente en sus discursos.
Escribano habló de la soledad que acompaña y que curte tras el percance. Mientras Ferrera, en claro guiño a un encomiable sentimiento social, quiso desviar estos reconocimientos “a otros héroes. Verdaderos héroes –recalcó-, que luchan y triunfan, y lo hacen en silencio”.
Pláticas redondas, muy sentidas y admirables, como las virtudes premiadas.
El acto finalizó con la imposición a Juan Lamarca de la insignia de honor de la Federación Taurina de Jaén, de parte de sus paisanos Lope Morales, ex alcalde de Beas de Segura, permanente divulgador de una secular tradición cultural taurina como es "El toro de San Marcos" que le otorga identidad a esa localidad jienense, y Manuel Torres, cofundador de esta entidad.
- Nadie en la actualidad con tantos méritos como ellos.
- La parte gastronómica
- Los galardonados
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