LOS TOROS DE NUESTROS NIETOS
-Revista "Caireles" Nº 28 de Diciembre /2009-
Dr. D. Fernando Claramunt.
Presidente del Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida.
(Carta para D. Fernando del Arco de Izco)
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Al Doctor cordobés D. Francisco Berjillos y al escritor D. Juan Silva, de Valencia de Alcántara.In memoriam.
Querido y admirado tocayo: no lo sabemos ahora ni es fácil que lo sepamos más adelante. ¿Cómo serán los toros de nuestros nietos?
“La Fiesta Nacional está por encima de todos nosotros”, me dijo en una cena el maestro Domingo Ortega. “La Fiesta sigue” asegura Rafael Albaicín en una película estrenada poco después de la muerte de MANOLETE.
Nuestros nietos, si viven en España o visitan de vez en cuando la patria de sus abuelos, verán y vivirán otras Tauromaquias. “Y yo me iré y los pájaros seguirán cantando”, escribió Juan Ramón Jiménez.
¿En qué España vivirán nuestros nietos?
A don Antonio Machado la suya le pareció “tahúr, zaragatera, triste”. ¿No estaría refiriéndose a la del año 2009? Triste parece que la juventud encuentre la alegría en drogas, botellones y estruendosos macroconciertos “rockeros”.
Zaragatera es una España que no se olvida de pendencias, reyertas, grescas y trifulcas. En la América Hispana se llama “zaragate” a la persona despreciable a la par que insignificante.
¿Y la España tahúr? Significa aficionada al juego, generalmente se aplica a los jugadores fulleros, es decir, tramposos, falsos y estafadores.
¿No describió don Antonio Machado proféticamente la España de los políticos actuales? ¿Quiénes serán sus continuadores o reemplazantes? Porque no hay duda, repito lo que decía Juan ramón Jiménez, que los pájaros seguirán cantando.
¿Y los toros y los toreros? ¿Predominará la afición noble en los ganaderos sobre el ánimo de lucro? ¿Cómo será el toreo de mediados del siglo XXI, y el de su segunda mitad? ¿Se habrán callado, por ronquera, los antitaurinos que hoy patalean de rabia al ver como José Tomás llena hasta la bandera la plaza de Barcelona?
Es posible que los que quienes hoy pagan a los manifestantes portadores de pancartas contra nuestra Fiesta, encuentren a lo largo del siglo XXI causas más urgentes y justificadas para emplear en ellas sus dineros.¿Hemos sabido transmitir la afición a nuestros nietos? Tu sí, querido Fernando del Arco, lo has logrado. En Almería, nuestro amigo Antonio Berenguel lleva a su nieto Enrique a ver su plaza de toros y la estatua de uno de sus primeros lidiadores.
En Madrid me consta que don Juan Silva, escritor taurino, dejó huella en sus nietas. Una de ellas, niña de corta edad pero de honda sensibilidad, leyó en la misa por el eterno descanso de su abuelo, unas palabras cargadas de ese señorío natural que tienen las personas de bien, y dejó traslucir su admiración por la Fiesta española, expresada en los pasodobles toreros que su abuelo Juan conocía mejor que nadie; pocos conferenciantes y articulistas han dicho como don Juan Silva, con tanta precisión y acierto, lo que todo aficionado debe saber sobre música taurina.
En Córdoba, el doctor Francisco Berjillos, eminente cardiólogo, me regañaba cariñosamente cuando le hablaba de mis síntomas relacionados con su especialidad: “eso son “ashaquillos” propios de la edad. No te preocupes. Vamos a sobrevivir en nuestros nietos. Ellos heredarán la afición y se la transmitirán a sus propios nietos. Te digo que gracias a ellos sobreviviremos. ¡Ea!”
Oír al doctor Berjillos ese ¡Ea! Final, era como ver una larga cordobesa en el hombro de “Lagartijo El Grande”. Un remate cabal, elegante, estampa inmortal de cordobesía. Le presté un capote de paseo diminuto para que se fotografiase con su nieto Ricardo, recién nacido, llevándolo bien puesto sobre el hombro izquierdo. Antes de que salga esta revista al público, la hija de nuestro amigo cordobés habrá dado a luz otro niño, que se llamará Paco, como su abuelo, que desde el cielo de Córdoba le bendice y le recomienda sea un buen español y buen aficionado.
Se han ido el doctor Berjillos y el escritor extremeño Juan Silva, como se nos fue poco antes que ellos, Ángel Luis Bienvenida.
“De luto está la tierra - en fiesta el cielo” cantaba Juanito Valderrama en “Cuatro puntales tiene la Catedral del Toreo”.
¿Quiénes son esos cuatro puntales?: “Juan Belmonte, Joselito / Rafael El gallo, hechicero / y un Manuel Rodríguez MANOLETE, ¡qué torero!”
¿Sabré yo decir algo de esto a mis nietos hispano – alemanes, de 2 y 4 años, que viven en Bruselas donde, posiblemente, realizarán sus estudios hasta que puedan ir a la universidad?
Ya mis nietos hablan tres idiomas, pero aún no saben donde nació Curro Romero, ni han visto una becerra brava en un tentadero. En el último libro de Juan Pedro Domecq se ve al autor torear una vaca grande llevando a su nieto montado sobre sus hombros. No nos es dado a todos transmitir así la afición. Yo a mis nietos les pinto toros; es sólo el comienzo.
A Enrique en Almería, su abuelo Antonio le enseñará cómo se coge un capote. En Córdoba no faltarán quienes, por ausencia de su abuelo, enseñen a veroniquear a Ricardo y Paco. No tendré tiempo de hacer otro tanto con mis nietos.
Que la música de España, nuestra pintura y nuestras tradiciones lo hagan. Y que tu ejemplo, y el de los buenos aficionados de Barcelona, contribuyan a que nuestros nietos sepan quienes hemos sido y por qué nos importa pensar en los toros de nuestros nietos.
Un abrazo.
Firmado Fernando Claramunt.-
En Playa de San Juan, Alicante, verano de 2009.
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