miércoles, 6 de abril de 2022

Centenario de Antonio Mejías "BIENVENIDA" 1922-2022



Cartel confeccionado por Gráficas MT de Baeza con la obra cedida por el excelso pintor Diego Ramos y que él mismo la describe así: 

"Ese Natural, me parece de una gran seriedad y solemnidad. Color clásico, serio, puro. Mentón metido, pecho pa’lante. Pasándose el toro muy cerca de la faja, la manera de coger la muleta por el centro y llevando el estaquillador a la altura y ritmo , que le dictaba su corazón. Y le pedía cada toro. Creo que en ella se condesa y muestra claramente, rasgos muy Bienvenida, de seriedad, torería, pureza y limpieza. ¡Casi nada! 
Adjetivos y virtudes que desprenden ejemplaridad para los toreros de todo tiempo".

(Obra de Diego Ramos - Madrid 2009. Colección de Autor)

Dinastía Bienvenida blogspot
Madrid, 4 de Abril de 2022 
Ha sido en la Tertulia "La Giralda" del Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida donde Miguel Mejías "Bienvenida" ha abierto el portón para ese paseíllo imaginario que supone la conmemoración, a lo largo de esta temporada recién iniciada, del nacimiento de Antonio Mejías "Bienvenida" del que se cumplen cien años, y cuyo nombre figura inscrito en el gran libro de la tauromaquia y de la historia de España con letras de oro, habiendo sido valorado como el torero más fino, más puro y más clásico de cuantos han salido de la casa Bienvenida, de la gloriosa dinastía torera cuyo verdadero artífice Manuel Mejías "Papa Negro" constituyera el tronco vigoroso del que brotaron tan frondosos y ricos ramajes como como sus hermanos, Manolo, Rafael, Pepe, Juanito, Ángel Luis y de éste su hijo Miguel.


Directivos y socios de nuestra asociación bienvenidista programaron para este año de su Centenario una serie de actos y actividades en honor del diestro 'buque insignia' de la dinastía torera de Bienvenida, siendo el eje central los que se han de celebrar en la Sala 'Antonio Bienvenida' durante fechas de la Feria de San Isidro y la Feria de Otoño, además de actos de premiación de trofeos, premios culturales, o galardones honoríficos, que se irán anunciando así como coloquios y tertulias donde la memoria y huella de Antonio Bienvenida sea objeto de recuerdo y enaltecimiento como referente excepcional de la tauromaquia.

Miguel Mejías "Bienvenida" dirige la reunión de Círculo T. A. Dinastía Bienvenida.



Antonio Mejías Jiménez 

Biografía

Mejías Jiménez, Antonio. Antonio Bienvenida. Caracas (Venezuela), 25.VI.1922 – Madrid, 7.X.1975.

Nieto del banderillero Manuel Mejías Luján Bienvenida (1844-1908), hijo de Carmen Jiménez Álvarez y del famoso matador Manuel Mejías Rapela Bienvenida, conocido como el Papa Negro, sobrino del novillero y banderillero José Mejías Rapela y hermano de los también matadores Manuel, José, Rafael —que murió asesinado en Sevilla a los diecisiete años de edad, al poco tiempo de retirarse de los ruedos como novillero—, Ángel Luis y Juan Bienvenida. Todos los toreros de la familia han utilizado el apodo Bienvenida, por ser de esa localidad extremeña el fundador (y también sus hijos Manuel y José) de una de las estirpes de toreros fundamentales en el siglo xx.

Antonio Bienvenida nació en Caracas durante uno de los viajes del padre para torear en América. Bautizado en Sevilla, siempre se consideró de esa ciudad, aunque la familia se trasladó a Madrid en 1933 (al poco de morir Rafael) y fue en esta localidad donde probablemente más se le admiró y más trato de maestro indiscutible del toreo se le dio.

Como todos sus hermanos, también Antonio fue un diestro precoz. Formado como torero en su propia casa, de la mano de su padre y de sus hermanos mayores aprendió los dos aspectos fundamentales de la educación de un futuro torero: a torear de salón y el respeto a la liturgia de la fiesta. Toreó por primera vez a los ocho años; a los doce (en 1934) debutó en público en Zamora y, luego, en El Escorial, en esta ocasión en pantalón corto. Hizo su primer paseíllo en Sevilla en un festival, el 13 de junio, y le cortó las orejas y el rabo a un excelente novillo de Juan Belmonte.

Vistió por primera vez el traje de luces en Córdoba, el 3 de julio de 1937, acompañado por Paquito Casado; en Sevilla, junto a sus hermanos Manolo y Pepe, que lidiaron cuatro toros, toreó de luces en novillada sin picadores el 11 de julio, cortando cuatro orejas y dos rabos. Debutó con picadores en Cádiz el 26 de junio de 1938, alternando mano a mano con Pepe Luis Vázquez, sólo un par de meses antes de la muerte por enfermedad de su hermano Manolo. Se presentó en Madrid el 3 de agosto de 1939, junto a Joselito de la Cal y Gallito. El día 24 de ese mismo mes toreó de nuevo en Las Ventas, y de nuevo mano a mano con Pepe Luis Vázquez.

Todavía como novillero, hay tres tardes que son fundamentales en su trayectoria: en Sevilla, el 15 de junio de 1940, cuando toreando mano a mano con Eugenio Fernández Sánchez Angelete tuvo que lidiar cinco (y matar seis) por cogida de su compañero, cortando un total de seis trofeos; en esa misma plaza, el 3 de noviembre de 1940, la tarde en que realizó el llamado “quite de la escoba” (o del milagro, por lo muchísimo que templó y bajó las manos al torear por chicuelinas); y, finalmente, en Madrid, el 18 de septiembre de 1941, cuando hizo la faena al novillo Naranjito, al que le dio tres “pases cambiados” (suerte que se ejecuta con la muleta plegada, tras un quiebro con la pierna) que han pasado a la historia.

Respecto al quite “de la escoba”, Mira recoge una conversación con Bienvenida en que le explica cómo surgieron los lances: “De pronto, sin saber por qué, en un santiamén me acordé de que por la mañana había saludado a Chicuelo. Como una ráfaga también se me vino a la cabeza el temple de Belmonte.

A velocidad del rayo pensé: ¿se podrá templar y bajar las manos, al torear por chicuelinas? Te acordarás que eso fue lo que hice. Lo hice por tres veces. Al rematar quedé convencido de aquello, yo no era capaz de repetirlo igual. No me han vuelto a salir nunca como aquéllas. Creo honradamente que tenían razón los que dijeron que aquello fue un quite de milagro. Ese fue el día que, en aquel momento, comprendí lo que significa la frase de Juan Belmonte cuando dijo que el toreo es una fuerza del espíritu”.

Con el nombre adquirido en todos esos triunfos, Antonio Bienvenida se dispone a tomar la alternativa en Madrid el 5 de abril de 1942. Se anuncia mano a mano junto a su hermano Pepe (conocido en el mundo del toro como Pepote) con toros de Miura. Al rechazarse los toros, y al negarse los hermanos Bienvenida a torear animales de otra ganadería, los toreros fueron detenidos. La corrida se celebró, finalmente, el día 9, con cinco de los miuras que unos días antes habían sido rechazados. El toro del doctorado se llamó Rosquerito. El 2 de julio de ese mismo año de 1942, Antonio cortó dos orejas en Las Ventas, ratificándose como uno de los toreros predilectos de la afición madrileña. 

Su trayectoria sufrió un serio parón en Barcelona el 26 de julio de 1942, cuando el toro Buenacara, de Trespalacios, le hirió gravemente en el vientre. Formaban el cartel ese día Manuel Jiménez Chicuelo, Nicanor Villalta, Pepe Bienvenida, Manuel Rodríguez Sánchez Manolete, Pepe Luis Vázquez y Antonio Bienvenida, con doce toros, seis de Joaquín Buendía y seis de Jacinto Trespalacios, que se lidiaba a nombre de su hijo Ignacio Sánchez y Sánchez. El percance se produjo, precisamente, al hacer el pase cambiado, y fue de tal gravedad que a punto estuvo Bienvenida de perder la vida.

Regresó a los ruedos, y lo hizo con la misma maestría de siempre. No llegó nunca Antonio Bienvenida a ser un torero que mandase en la Fiesta, ni tampoco de torear muchas corridas por temporada, sino que su grandísimo prestigio estaba basado en su indudable calidad y torería. El 15 de mayo de 1947 resultó de nuevo cogido en la primera corrida de la recién inaugurada Feria de San Isidro, de Madrid, y en esa misma plaza alcanzó un gran éxito el 21 de septiembre de ese mismo año, al cortar cuatro orejas en la Corrida del Montepío de Toreros que toreó en solitario.

El 15 de noviembre de 1948 contrajo matrimonio en la iglesia de la Concepción de Madrid con Carmen Gutiérrez Balbi, de cuya unión nacieron cuatro hijos, ninguno de los cuales continuó la tradición taurina de la familia.

No fue fácil la década de 1950 para Bienvenida.

Tras lograr un gran triunfo el 12 de octubre de 1952 en Las Ventas, ante una astifina corrida de la ganadería de Agustín Mendoza y Montero, conde de la corte, denunció públicamente (con el apoyo del periódico ABC y de su crítico taurino Antonio Díaz Cañabate) la generalización del fraude del afeitado.

Sobre este tema dice Abella: “La ‘guerra del afeitado’ no ha hecho sino comenzar, y Antonio Bienvenida, denunciado por los compañeros como insolidario, presenta su dimisión como presidente del Montepío, aunque se vuelve a presentar a las elecciones y gana.

Se le acusa de haberse promocionado a costa de los demás, y durante la temporada 1953 fue recibido con ovaciones por los públicos”.

Los años siguientes, de 1954 a 1957, fueron muy buenos para Bienvenida: en 1954 y 1955 se encerró en solitario con seis toros en Madrid (esta última temporada, además, rodó la película Tarde de toros, de Ladislao Vajda), si bien los siguientes fueron de grandes altibajos, pues a éxitos importantes le siguieron baches de relativo olvido. El 17 de mayo de 1958 sufrió un grave percance en el cuello en Madrid y el 16 de junio de 1960 se encerró con doce toros, en sesiones de tarde y noche, en Las Ventas. A la muerte del noveno, un problema muscular le impidió continuar la lidia de los restantes.

El resto de su trayectoria siguió en la misma línea: el 5 de septiembre de 1964 lidió en San Sebastián de los Reyes (Madrid) la que muchos consideran la mejor faena de su vida, y al comienzo de la temporada de 1966 se retiró en la plaza de Vista Alegre. Reapareció en el San Isidro de 1971, cortó cuatro orejas en Las Ventas el 30 de mayo, en un mano a mano que toreó con Andrés Vázquez, y se despidió definitivamente de los ruedos en Vista Alegre el 5 de octubre de 1974, alternando con Curro Romero y Rafael de Paula. Tras treinta y dos años de alternativa, Bienvenida había toreado ciento una corridas en Madrid (seis en solitario), había cortado cuarenta y dos orejas y había abierto once veces la puerta grande.

Falleció en Madrid el 7 de octubre de 1975, tres días después de que la vaca Conocida, de Amalia Pérez Tabernero, le voltease provocándole una irreparable lesión cervical. Los últimos pases de su vida, repletos de la misma notabilísima maestría y elegancia que desarrolló durante su carrera, los dio en la finca El Campillo, de El Escorial, la localidad madrileña en la que había toreado, entonces con pantalón corto, cuarenta y un años antes.

José Luis Ramón Carrión

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