sábado, 30 de abril de 2022

"CENTENARIO": UN CARAQUEÑO POR ACCIDENTE. Antonio Bienvenida en Caracas / por Víctor José López EL VITO

El pequeño Antonio Bienvenida sonríe sobre los hombros de su padre el “Papa Negro”.
 Foto: Periódico “El Nuevo Diario”, Caracas, Venezuela. Año 1923. (Archivo: Hnos. Dupouy Gómez).

Inmersos en el año de cumplimiento de los cien años del nacimiento del maestro de maestros, Antonio Mejías "Bienvenida", continuamos con la publicación de una serie de artículos en su honor. En esta ocasión se trata del relato de un pasaje histórico sobre el inicio de la epopeya americana del Papa Negro y de su arraigo posterior con su familia en Caracas, que nos envía el excelso escritor y periodista taurino venezolano, Don Víctor José López EL VITO, una de las plumas taurómacas más importantes de la América hispana.


UN CARAQUEÑO POR ACCIDENTE

Antonio Bienvenida en Caracas

Víctor José López EL VITO
Caracas, 29 de Abril de 2022
El año de 1914 fue muy importante para Manuel Mejías Bienvenida. Especialmente en Lima donde se destacó en la temporada en Acho. Muy orondo Mejías con sus triunfos, regresó a España por el camino de la ruta del Pacífico, embarcando en El Callao para Panamá, y de Panamá a La Guaira, en Venezuela. Travesía que hizo junto a un interesante grupo de toreros, con quienes compartió su experiencia americana en el Perú. A su llegada a Caracas descubrió que para antes de abordar el barco que les llevaría a Cádiz, se organizaba una atractiva temporada de corridas de toros.

Aprovechando obligada estada en Caracas los matadores de toros Agustín García Malla,  Corchaito II, Paco Barciela y Manuel Mejías. Toreros destacados en Lima, que fueron contratados por un grupo de empresarios criollos, integrados por entusiastas aficionados que organizó una temporada para que los toreros españoles actuaran en la capital venezolana. Temporada en la plaza del Metropolitano, la vieja arena de la ciudad. 

La oferta que le hicieron a Manuel Mejías Bienvenida le pareció al extremeño de poca monta, rechazándola sin enmienda.

Bienvenida hizo uso de réplica para informar en una carta a la afición lo ocurrido. 

Decía la carta:

Caracas 7 de marzo de 1915.

Tengo el gusto de dirigirme a ustedes con el propósito de manifestarles mi más intensa gratitud por las finas salutaciones que han servido dirigirme con motivo de mi llegada a la capital de Venezuela. 

Era mi más ferviente deseo de presentar a los aficionados de esta capital mis humildes trabajos artísticos, para la verificación de ellos ofrecí toda suerte de facilidades, más no habiendo llegado  a una inteligencia entre la Empresa y yo, y teniendo que partir para España en cumplimiento de compromisos contraídos allá, aprovecharé la salida del vapor italiano para continuar mi viaje.

Mucho lamento que la circunstancia ya expresada no me permita realizar aquel deseo.

Con mi gratitud soy de ustedes:

(firmado) Manuel Mejías Bienvenida. 

La carta hizo su efecto. Lo que esperaba Bienvenida; y Manuel Mejías fue contratado para cuatro corridas los días 14, 21 y 28 de marzo. Incluyendo la corrida de su beneficio el 18 de abril de 1915 en Caracas.  Tuvo éxito Bienvenida,  y nació una afectiva relación entre don Manuel Mejías Rapela,”Bienvenida III” y los venezolanos. 

Manuel Jiménez “Bienvenida” quedó retratado de cuerpo entero por la forma mover las piezas, y por su actitud ante las circunstancias. Lo que más tarde repetiría cuando representó a varios toreros venezolanos. Como sería el caso de César Faraco, el procedimiento más representativo.  Se trataba de un torero al que descubrió ante la afición de Madrid habiéndose vivido un prefacio terrible, que el Papa Negro superó proyectándose como faro guía en la selva  de terribles contradicciones abriendo la puerta grande a César Faraco, acosado y acorralado. 

Todo ocurrió cuando Bienvenida le descubrió a Faraco, arrinconado y solo, aislado en un café, sin un duro con que pagar una taza de café que no llegó a consumir. 

Fue Faraco un torero al que colocó codo a codo junto a su hijo Juan Bienvenida; torero que fue protegido por Luis Sánchez Diamante Negro.

A las semanas César Faraco en la cima del escalafón. Lo logró siguiendo al pie de la letra los mandamientos profesionales del Papa Negro, hasta obtuvo en un momento que todo en Madrid lucía como algo imposible de alcanzar; entre los imposibles la alternativa en Las Ventas de Madrid.

Arrastraba entonces Manuel Mejías “Bienvenida III”  las consecuencias de lo ocurrido el 10 de julio de 1910 con el toro Viajero de Trespalacios. Terrible capítulo en el escenario de la que fue la Plaza Vieja de Madrid, el hoy Palacio de los Deportes.

Toro desobediente aquel Viajero de Trespalacios,  un toro que no obedeció la orden del estatuario,  con el que intentó iniciar su faena Bienvenida. Respondió el toro asesino taladrándole el muslo y destrozándole la femoral de la ingle izquierda. Aquel percance le impidió subirse al tren del éxito como se habían colocado el mexicano Gaona y el trianero Belmonte

Más tarde lo haría el inefable Gallito, que alcanzó el grado de matador de toros en 1912, año en que la presión de Joselito convirtió en jubilados a Ricardo Torres Bombita y a Rafael González Machaquito. Era cuestión montarse en el tren de la Edad de Oro del toreo, o pegarle un quiebro y quedarse fuera de la suerte que le ofrecía la vida. 

Bienvenida, de no haber tenido contacto con Viajero de Trespalacios,  habría cerrado la mano del póker de ases con su nombre incluido, el de Bienvenida

No cerró el póker, pero formó junto a su esposa Carmen Jiménez una familia ejemplar,  y fundó una institución taurina de más de cuatro generaciones: La Dinastía Bienvenida.

Aquel percance en Madrid, amarga contrariedad, transformó los planes en la vida de Manuel Mejías Bienvenida. A partir de 1917, con la responsabilidad que le exigió la familia que formó junto a Carmen Jiménez (1917),  además  de bajar considerablemente el número y la importancia de los festejos en plazas españolas, se sintió obligado otros buscar distintos horizontes sobre los que un día fueron los planos trazados para la construcción de su vida. 

Europa cambiaba sus metas, el mundo se ahogaba en sus contradicciones, Lenin aclamado a su regreso a Rusia, y la paz que reclamaba Woodrow Wilson para el Mundo pendía como una piñata frágil ante tan profundas desigualdades. 

En España la olla de la sociedad se había llenado de agua hirviendo… y cómo hervía!

Los Bienvenida se convirtieron en emigrantes, tomaron como meta para sus soluciones económicas, los horizontes de América y la utopía de sus soluciones. Como padre de familia Manuel Mejías Bienvenida viaja a Colombia, hace de Cartagena de Indias su punto de partida y de encuentro para el eje de sus movimientos taurinos en Sudamérica.  Sus hijos Manolo, José, Rafael y Carmen integran la familia. La niña fallece muy joven. Sus restos reposan en la catedral de Cartagena. Sus hijos comenzarán desde becerristas a reunir en la hucha valores para ocupar los vagones de la primera clase del tren del toreo.

Hasta 1921, fue cuando Manuel Mejías volvió a Caracas. Lo hizo el 11 de diciembre, reapareció en el Nuevo Circo. El anfiteatro con el que el General Juan Vicente Gómez convertiría a Caracas en la capital taurina de Sudamérica. Manuel Mejías Bienvenida durante su estada en Caracas, dada su simpatía conquista muchas y sinceras amistades, entre ellas influyentes  personalidades cercanas al general Juan Vicente Gómez. Esto le facilita el trasladar su familia a Macuto, balneario marítimo de la capital en el Caribe, mientras el maestro viaja a México y a Guatemala.

En Caracas don Manuel atiende sus negocios taurinos. Los Bienvenida regresan a la ciudad capital. Llegan al Hotel Madrid en Caracas, alquilan una casa al lado de la pensión de La Gaona convierten el patio trasero en una arena para la Escuela Taurina. Los niños de Bienvenida corrían, ponían banderillas, toreaban de salón convirtiendo la muleta y la espada en extensión de sus brazos y manos y,  cuando lo recomienda el estado de gravidez de Carmen la casa se presta para dar luz el 25 de junio de 1922.

Le atiende en el parto a Carmen el doctor José Izquierdo, eminencia médica venezolana, profesor universitario y entusiasta taurino, estudioso de la historia taurina penosamente involucrado en una red de mentiras años más tarde. 

Fueron cómplices de la farsa biógrafos de Luis Miguel y familiares de tercera generación de la dinastía Dominguín, relatando e inventando aconteceres, solo para darle lustre novelesco a las aventuras de una familia que no necesita de mentiras para darle brillo a su paso por la vida. 

Fue el caraqueño Antonio el cuarto de los varones Mejías Jiménez, que nace en Caracas accidentalmente, tal y como insisten en repetirlo muchas veces sus familiares; nace en Caracas,  pero le bautizan en Sevilla.

Es por eso que dicen que Caracas fue cuna accidental, Sevilla escuela formal y Madrid hogar permanente del maestro.  Aquel año de 1922, además del nacimiento de Antonio Bienvenida en Caracas hubo mucha actividad de los  Bienvenida:

El 8 de enero participó don Manuel en un homenaje póstumo a Isidro Martí Flores, cinco toros criollos y un toro de Veragua con Alejandro Sáez Alé, Rodalito, Carrerito, Eleazar Sananes y Marinero. En el Palco Saleri II, Angelete, Garrido y Bienvenida y de banderilleros actuaron Fortuna, Uriarte, el negro Julio Mendoza rival del catire Eleazar y Garrido.

 Los fondos se destinaron a la construcción de un mausoleo en la tumba del fenecido matador. 

El debut de Antonio Bienvenida en Caracas fue el 16 de enero 1952, la empresa la de Emilio Cebrián: Antonio cortó cuatro orejas en su debut. Le acompañaron en el cartel Aurelio Puchol Morenito de Valencia – dos orejas -, y toros fueron de Guayabita, (origen Pallaré, hoy Benítez Cubero). El Espada de reserva, Chucho Hernández El Mexicano. Los banderilleros Cástulo Martín, Prudencio Villalba y Diego Hernández Pacorro, Próspero Herrera Capita, Cipriano Álvarez y Adolfo Álvarez Manforte.

El 23 de enero, 1952 la esmirriada de los toros de Guayabita provocó un serio motín en el público. Antonio Bienvenida, Morenito de Valencia y Julio Mendoza el torero ídolo de las barriadas de Caracas que confirmaría su alternativa salmantina en Las Ventas de Madrid.

Rafael Durán Rondón, periodista y crítico taurino,  que firmaba sus crónicas con el seudónimo de Curro Puya viajo a España en 1956 con el propósito de contratar toreros para una temporada de cuatro corridas de toros en el Nuevo Circo. 

Contrató a Antonio Bienvenida, Julio Aparicio, Manolo Vázquez, Paco Mendes y a los venezolanos Diamante Negro, Joselito Torres y César Faraco.

Cayetano Pastor viajó a México para comprar los encierros a lidiarse en la temporada procedentes de Mimiahuápan, Palomeque y Peñuelas las tres corridas  del abono, porque la cuarta corrida sería con toros de Guayabita.

El resultado artístico fue terrible, reflejándose en taquilla y provocado la debacle económica en la Temporada Curro Puya.

El 18 de noviembre con toros de Mimiahuapam. Antonio Bienvenida: silencio en sus toros;  Diamante Negro: pitos en ambos; Paco Mendes: saludos y dos orejas. 

Toros de Palomeque. Julio Aparicio: pitos y pitos: Manolo Vázquez: ovación y una oreja y César Faraco, que debutó en Venezuela como matador de toros, saludos y vuelta al ruedo.

Tres toros de Peñuelas, el 2 de diciembre y tres de Guayabita. Julio Aparicio: dos orejas y división de opiniones; Joselito Torres: división de opiniones y un aviso; y Paco Mendes: ovación y una oreja. Nueve de diciembre Antonio Bienvenida: pitos y bronca; Diamante Negro: vuelta al ruedo y silencio; y Manolo Vázquez: bronca y bronca y César Faraco petición en el cuarto y una oreja en el octavo de la tarde.

Última corrida de Antonio Bienvenida  su lar nativo fue el 29 de diciembre 1952,  despedida de Luis Sánchez Olivares, Diamante Negro con toros de Xajay y uno de José Muñoz.

Antonio Bienvenida, vuelta y silencio; Félix Briones, vuelta y silencio; y Diamante Negro,  dos orejas y silencio. 

Antonio Bienvenida le cortó la coleta al Diamante Negro. El toro del adiós de Xajay, de nombre Calamar 

Vale recordar la página de la historia taurina venezolana escrita el 26 de junio de 1971, para los anales de la Plaza de Toros Monumental de Valencia. Fue la corrida homenaje al 150 Aniversario de la Batalla de Carabobo. Antonio Bienvenida compartió cartel con Luis Miguel Dominguín y César Girón, lidiando toros de la ganadería mexicana de Reyes Huerta. Última corrida de César Girón, que aquella tarde cortó 4 orejas y abrió la Puerta Grande de la Monumental. Antonio Bienvenida cortó una oreja.

Fue su última actuación en Venezuela.

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lunes, 25 de abril de 2022

EMILIO DE JUSTO EL GRAN AUSENTE EN EL ACTO DE PREMIACIÓN DEL CÍRCULO BIENVENIDA TEMPORADA 2021

Fotografía: Andrew Moore

Dinastía Bienvenida' blogspot
Fotografías de Muriel Feiner
Madrid, 23 de Abril de 2022
Brillante acto el celebrado en la sede de la Tertulia Taurina "Bienvenida" del restaurante La Giralda, con motivo de la entrega de Trofeos y Premios de la pasada Temporada 2021, aunque pesara en el ambiente la lamentable ausencia del principal protagonista, el diestro Emilio de Justo, por causa archiconocida, como consecuencia del gravísimo percance sufrido en la lidia de su primer toro de la corrida del Domingo de Ramos en la plaza de Las Ventas y en la que actuaba como único espada.

El Jurado correspondiente del Círculo T. A. Dinastía Bienvenida, otorgó en su día los siguientes galardones:

FÁBULA TAURINA: Emilio de Justo

TROFEO "PEPE BIENVENIDA" A LA ESTOCADA: Emilio de Justo.

FÁBULA GANADERA: Toro 'Farolero'. Ganadería de 'Domingo Hernández'.

PREMIO "PAÑUELO DE ORO"  A la Labor Presidencial: Joaquín Coy García
Presidente de Festejos Taurinos de la Plaza de Albacete

Trofeos obra del escultor Mariano Cobo

El evento, enmarcado en el año del Centenario de Antonio Mejías "Bienvenida", que contó con una numerosa y selecta concurrencia de aficionados bienvenidistas, fue presentado y moderado por Juan Lamarca iniciándolo con la glosa al presidente de la plaza de toros de Albacete, Joaquín Coy García, destacando su magnífica y dilatada trayectoria de más de tres décadas en el palco, contribuyendo así al mantenimiento del prestigio de un coso como el albaceteño donde prevalece el respeto a la categoría de su arraigada afición y al toro que normalmente se aprueba para su lidia. Fue el vicepresidente del Círculo Bienvenida, Francisco Serrano, quien le entregó el Premio "Pañuelo de Oro" por tan encomiable labor. 


Las palabras de gratitud de Joaquín Coy repasando aspectos de su ejercicio gubernativo en los espectáculos taurinos resultaron emotivas y más aún con el recuerdo a la ejemplaridad de otro compañero en el palco albaceteño como fue Constantino González.


La relevancia del periodista Paco Aguado fue resaltada por otro, no menos relevante profesional como Javier Hurtado, refiriendo la conocida y trayectoria profesional de Paco Aguado que le sitúa como un claro referente de prestigio para la cultura taurómaca desde su excepcional labor a través de la información, comunicación y literatura taurina, siendo en esta última faceta donde emerge de su pluma su última obra 'JOSELITO EL GALLO, Rey de los Toreros', fabulosa e ineludible referencia para las biografías contemporáneas del mundo del toro y en la vida española. 
Fue el propio Javier Hurtado quien entregó el trofeo otorgado, "Fábula Literaria Vicente Zabala" a Paco Aguado quien se manifestó orgulloso por el galardón recibido con expresiones de admiración y respeto a lo que representa el nombre de Bienvenida en la historia de la tauromaquia.


En ausencia del ganadero Justo Hernández, le representó Javier Morales, directivo de la asociación bienvenidista y veterinario de festejos de la plaza de Las Ventas, recogiendo de Miguel Mejías "Bienvenida" el trofeo de "Fábula Ganadera" por la excelente presentación y juego del toro "Farolero" del hierro de Domingo Hernández y con el que, precisamente, Emilio de Justo consiguió un gran triunfo en la Feria de Otoño de Madrid.

El trofeo "Pepe Bienvenida" con el que se valora la mejor estocada, y otorgado al matador Emilio de Justo fue entregado por Miguel Mejías "Bienvenida" en ausencia del premiado, al dirigente bienvenidista venezolano Orlando Faroh, destacando este la magnífica faena coronada con una magistral ejecución de la suerte suprema cobrando una sensacional estocada al toro "Farolero" de Domingo Hernández que le abrió la puerta grande Las Ventas en tarde memorable.


El emotivo y brillante colofón del espléndido acto lo constituyó la entrega del trofeo "Fábula Taurina" al famoso periodista deportivo Roberto Gómez que lo recibió en nombre del gran ausente, el diestro Emilio de Justo, de cuya sensacional y arrebatada faena hizo una excelente descripción y con la que el torero volvió a conquistar Madrid al abrir su segunda Puerta Grande de Las Ventas en esa temporada, esta vez gracias a su excepcional actuación  ante un gran "Farolero", de Domingo Hernández.
Las palabras de Roberto Gómez, con una deliciosa loa a la importancia histórica de la familia torera de Bienvenida y muy especialmente, en esta ocasión de su Centenario, la de Antonio Mejías "Bienvenida", precedieron a su enternecedor relato de la amistad que le une a su querido paisano Emilio de Justo ofreciendo a los presentes la grabación del impresionante mensaje telefónico que el matador convaleciente le envió expresando su gratitud al Círculo Bienvenida.


En fiel y emotiva correspondencia brotó el discurso de clausura a cargo de Miguel Mejías "Bienvenida" expresando su deseo de una pronta recuperación de Emilio de Justo y así hacerle entrega personal de sus merecidos trofeos en un nuevo acto organizado exclusivamente en honor a su persona.









 El pintor y escultor Mariano Cobo, autor de los trofeos.

Fotografías de Muriel Feiner

martes, 19 de abril de 2022

"CENTENARIO": Antonio Bienvenida, vocación de torero / por Antonio Santainés

 

En pleno año de cumplimiento de los cien años del nacimiento del maestro de maestros, Antonio Mejías "Bienvenida" continuamos con la publicación de una serie de artículos en su honor. En esta ocasión se trata de una semblanza histórica del más significado biógrafo de los toreros de la familia Bienvenida, como lo fue el escritor y periodista barcelonés, Antonio Santainés, publicado en 2007 en el diario ABC.

Obra de Diego Ramos

En el 100 aniversario de su natalicio
Bienvenida VII, vocación de torero

ANTONIO SANTAINÉS CIRÉS
ABC.- Barcelona, 02/09/2007.-
Al hablar hoy de Antonio Mejías Jiménez (Bienvenida VII) hacemos mención obligada al juicio crítico que le mereció al insigne maestro Don Ventura: Siempre dijimos a cuantos quisieron oírnos que este torero ha sido el más fino, más puro y más clásico de cuantos han salido de la casa Bienvenida.

Verdad irrefutable. Pero es curioso y cierto a la vez que de tronco tan vigoroso como lo fue Manuel Mejías Rapela Bienvenida, investido urbi et orbi Papa Negro, brotaran tan frondosos ramajes. Todos aprendieron en el patio de General Mola, 3, hoy Príncipe de Vergara, todos tuvieron al mismo profesor, a don Manuel, su padre y cada uno acomodó sus grandes enseñanzas a su propia personalidad. «De los toros -a criterio del apologista Felipe Sassone- lo sabía todo y no quería, ni sabía, saber otra cosa. Hubiera vuelto a trabajar en cosas del toreo, hubiera zurcido capotes, construido banderillas, acaso hubiera terminado de mozo de estoques».

Y, cuando apareció a la palestra el hermanito menor, Juanito Bienvenida, Don Ventura consideró con acierto también que la casa de los Bienvenida, merecía el título de una obra de Echegaray: Manantial que no se agota.

«Cura, no me eches más agua»

Antonio Bienvenida nació el 25 de junio de 1922 en Caracas (Venezuela). Y fue bautizado en la parroquia sevillana de Omnium Sanctorum en la que se bautizó Juan Belmonte. Me lo recordó hace años su hermano Ángel Luis: «Antonio y a mí nos bautizaron juntos. Antonio tenía dos años y dos meses, que era le edad que me llevaba a mí. Mi madre decía que un hijo suyo tenía que ser bautizado en Sevilla. Y Antonio cuando llegó era tan mayor que fue andando cuando le bautizaron. Cuando le echaron el agua decía: "Cura no me eches más agua que está muy fría"...»

Poseso Antonio, como ya se intuye, de un extenso repertorio, incorporó en el mismo una suerte olvidada en la que se conjugaban a la vez belleza y riesgo, el pase cambiado con la muleta plegada. El sangriento percance que le costó su práctica nada empañó la finura y elegancia de su toreo, al punto que un día, viéndole Manolete en pleno éxito exclamó: «¡Si yo toreara como Antonio¡»

Al despedirse en la plaza de Barcelona en 1966 fui a saludarle después de la corrida en el Hotel Ritz. Le pregunté a Antonio si le representaba mucho para él Barcelona. «Pues sí -me respondió-. Porque es una plaza en donde se dan muchas corridas, más que en ninguna de España y además porque en Barcelona vino mi padre y mis hermanos. Todos nosotros tenemos un gran cariño a esta plaza y aunque yo no tuve mucha suerte, el público siempre me ha mostrado su simpatía».

Torero, ¿desde cuándo?. «Desde que lidié el primer becerro en La Pañoleta de Sevilla. Tenía yo cinco años. Y para que mi madre me dejase torear, mis hermanos subieron entre todos al becerro al piso para que lo viera. Entonces me dejó».

Quise saber que experiencias había sacado de la fiesta en el aspecto humano. «Muchas -me contestó-. Con el toro se aprende mucho en la vida, porque en el toro hay violencia, hay bondad, hay templanza, hay maldad, hay dolor, triunfo y fracaso. Y todo esto es la vida». Me gustó su filosofía.

Las primeras andanzas toreras de Antoñito Bienvenida no son fáciles de detectar. Felipe Sassone en el libro Pasos de Toreo, pequeña historia de un artista grande, señala que en Zamora le vio torear con traje corto y estoquear por primera vez dos becerros de buena estampa que había cedido don Graciliano Pérez Tabernero. «Quiero -ha dicho Antoñito a su padre- que doña María Palou y don Felipe Sassone vengan como padrinos a verme matar mis dos primeros toros». Todo eso ocurre el 14 de julio de 1936. Pero, concluye Sassone

«Al llegar a Madrid se nos acabó el contento. Un amigo me daba por teléfono la noticia terrible: Habían asesinado a don José Calvo Sotelo».

En Córdoba, en la vieja plaza de los Tejares torea Antoñito Bienvenida una nocturna con Paquito Casado el 3 de julio de 1937. Se lidian utreros de Alfonso Olivares. 

Unos días después, el 11 de julio, torea en Sevilla en la corrida a beneficio del acorazado «España». Se lidian cuatro toros de Indalecio García, (antes Rincón) para Manolo y Pepe Bienvenida y dos hermosos erales de la ganadería de Juan Belmonte para Antoñito Bienvenida. El 26 de junio de 1938, en Cádiz torea por primera vez con picadores, mano a mano con Pepe Luis Vázquez, novillos de Juan Belmonte. En la plaza de Madrid se presentó el 3 de agosto de 1939 alternando con Joselito de la Cal y Rafael Ortega Gallito, lidiando novillos de Terrones.

Primera oreja en Barcelona

En Barcelona tengo noticia por vez primera de él el 11 de febrero de 1940, función inaugural en las Arenas, completando la terna Gil Tovar y Paquito Casado. Los novillos son del marqués de Villamarta y con mejor buen pie no puede entrar Antoñito Bienevenida en nuestra plaza, cortando una oreja al novillo de su presentación.

En este 1940 contabiliza lisonjeros éxitos en Sevilla. Sus más estudiosos apologistas admiten que en la novillada del 15 de junio en la Real Maestranza sevillana practica Antoñito Bienvenida por primera vez el pase cambiado con la muleta plegada. Toreó mano a mano con Paquito Casado y por cogida de éste, Bienvenida estoqueó los seis novillos de Arranz, cortando la oreja del cuarto. Pero en el monte no todo es orégano y el 3 de agosto se produce su bautismo de sangre en Huelva. Sassone recibirá aquella noche un telegrama que dice: «Primero dióme cornada en mano izquierda, no grave pero muy dolorosa. Abrazos. Antonio».

El susodicho Antoñito Bienvenida inauguró la temporada taurina en la Monumental de Barcelona el 9 de febrero de 1941 con Pedro Barrera, sustituyendo al Andaluz y Miguel del Pino, reses de Villamarta. Esta tarde le vi dar el pase cambiado con la muleta plegada y confieso que admiré su gran belleza, su ineludible riesgo y la guapeza y sentimiento que ponía en su ejecución.

Doloroso calvario

La mala suerte tampoco le dejó en paz y el 29 de abril en Jerez de la Frontera un novillo de Belmonte le partió la mejilla izquierda de una cornada en un afarolado de rodillas y el 22 de junio, en Granada, un novillo de Santa Coloma en un par al cuarteo le infiere una grave cornada en la región glútea izquierda. Son los comienzos de un largo y doloroso calvario en los ruedos.

Declina la temporada y cambia la onza en la histórica novillada del 18 de septiembre en Madrid. Los cambios de capa o de muleta en el toreo son antiquísimos. Francisco Montes (Paquiro) se refiere a ellos en su Tauromaquia completa (1836) y dice: «Los cambios están olvidados casi del todo. La dificultad que presenta su ejecución retrae a la mayor parte de los toreros de emprenderla por lo cual se pasan años sin que se vea un solo cambio, a no ser por casualidad». Añade: «Consiste en marcar la salida del toro por un lado y dársela por el otro».

El cambio con la muleta plegada estuvo proscrito mucho tiempo. En los años 1863 al 1890, gracias a la frecuencia con que lo daba Antonio Carmona el Gordito estuvo muy en boga. Ya muy viejo Carmona se solazaba teorizando sobre esta arriesgada suerte y pasando a la práctica cogía la muleta y con una becerra repetía lo descrito, una, dos y hasta tresveces. Lo curioso es que Antonio ensayaba esta difícil suerte en el patio de General Mola, 3 con un perrito fox-terrier «el Civi» que le entraba muy bien a la muleta. Al «Civi» lo mató un coche.

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sábado, 9 de abril de 2022

"CENTENARIO": Antonio Bienvenida: Genio y figura / por Fortunato González Cruz


"Torear es un arte que debe hacerse como acariciando"
Antonio Bienvenida.
Retrato: Baldomero Romero Ressendi.

En este año que se cumplen cien años del nacimiento del maestro de maestros, Antonio Mejías "Bienvenida" iniciamos la publicación de una serie de artículos en su honor con el de nuestro distinguido bienvenidista el Profesor don Fortunato González Cruz, presidente nacional del Círculo T. A. Dinastía Bienvenida de Venezuela, fundador de la Cátedra Libre de Tauromaquia "Dr. Germán Briceño Ferrigni" de la Universidad de los Andes, y Académico de Mérida.

Obra de Diego Ramos

Antonio Bienvenida: Genio y figura

Fortunato González Cruz
Mérida-Venezuela, 9 Abril 2022
El Cossío, La “Biblia del Toreo”,  en el volumen 10 de la edición de Espasa-Calpe y ABC dedicado a las biografías de toreros, se refiere a “Los Bienvenida” y a continuación señala lo siguiente: 

“La dinastía de los Bienvenida, desde mediados del Siglo XIX hasta nuestros días,  es la que ha aportado a la historia de la tauromaquia mayor número de toreros. Nada menos que diez hombres con el mismo nombre: vocación, conocimiento y responsabilidad de una profesión; orgullo y dignidad, torería y gracia durante siglo y medio”.  Al centrarse en la biografía de Antonio Mejías Jiménez, el séptimo de la Dinastía, comienza señalando que es un “Genial maestro, que ha toreado como nadie toreó nunca, fundiendo lo rondeño y lo sevillano en perfecta conjunción”.  

Lo rondeño es hondo, pausado y sobrio; lo sevillano es todo eso con una mayor carga estética, que en Triana tiene un toque barroco, según los entendidos. El divino trianero Juan Belmonte le dijo a su biógrafo Manuel Chaves Nogales lo siguiente: 

“Lo decisivo es el acento personal. Se torea como se es. Esto es lo importante: que la íntima emoción traspase el juego de la lidia. Que al torero, cuando termine la faena, se le salten las lágrimas o tenga esa sonrisa de beatitud, de plenitud espiritual, que el hombre siente cada vez que el ejercicio de su arte —el suyo peculiar, por ínfimo o humilde que sea— le hace sentir el aletazo de la Divinidad.”

 Diría que Antonio Bienvenida es el exponente más importante de la armonía y de la elegancia, de la belleza de la forma y del movimiento, es decir de la conciliación entre el arte apolíneo y el dionisíaco. Quizás más apolíneo por la  belleza corporal de Antonio Bienvenida. Para decirlo en lenguaje lorquiano, el arte cargado de ángel, de musa y del duende que llega a las profundidades de la emoción y de la pasión.

Se torea como se es y ¿Quién es Antonio Bienvenida?  Un extremeño de la provincia de Badajoz y por eso su aire andaluz antes que manchego, más propio de la otra provincia de Cáceres. El pueblo de Bienvenida luce la torre mudéjar de la iglesia parroquial donde se venera a su patrona la Virgen de Los Milagros,  su pueblo es devoto de San Isidro por ser tierra de agricultores, y los aires del sur suben por el Guadiana trayendo hasta aquí el aroma del Guadalquivir y del Mediterráneo. Pacense es el gentilicio de habitantes de Badajoz, que viene  de antiguo por Pax Augusta, y culebrones a los del pueblo de Bienvenida, que les gusta más el de bienvenidesenses, por supuesto. Son gente de paz y hospitalarios, esforzados trabajadores y de familias bien constituidas. En sus sabores prevalece el cordero bien en caldereta o en chanfaina; los jamones y embutidos como en toda Extremadura, y los caldos del Guadiana que comienzan a tener algún prestigio. Prevalece el color verde, como la bandera extremeña que pinta las banderillas de Ferrera. Allí Los Bienvenida tienen su casa- museo que expone las cosas y trastes de la familia. Los Bienvenida vivieron en Dos Hermanas y Antonio confiesa sentirse sevillano. Le preguntaron si no se percibe como madrileño y su respuesta fue directa: “en Madrid me quieren”.

La impronta de las circunstancias de lugar sella a los Bienvenida. Forman un hogar amoroso, disciplinado, trabajador, muy bien educados y fieles devotos de la Iglesia Católica. Tienen una alegría franca y contagiosa, con un aire caribeño que quizás le viene de su estancia en Caracas, donde nació Antonio casi por casualidad. 

Esa alegría quedó grabada en la fotografía de la familia Mejías Jiménez tomada en su finca sevillana de Dos Hermanas donde se ven sentados en sillas de mimbre de derecha a izquierda  Pepe, don Manuel y su esposa doña Carmen, y Manolo. De pie están Ángel Luis, Juanito, Carmen Pilar y Antonio sin la sonrisa de los demás y con sombrero. Salta a la vista la elegancia, el saber estar, una paz interior en cada uno de ellos y el conjunto deja una sensación de un hogar feliz, como en efecto lo fue pese a las adversidades.

Las circunstancias del  agitado tiempo que les correspondió vivir les templó el carácter sin menguar su buen humor, puesto que la actitud colectiva, bajo la conducción del pater familia, fue de confiar en Dios, orar y enfrentar la vida con coraje, prudencia y optimismo. Antonio es un destacado miembro de una familia unida, cohesionada por el amor a Dios y la pasión taurina, bases fundamentales que le aportan los valores morales, éticos y cívicos que hacen de los Bienvenida un ejemplo para España y para todo el mundo taurino. Representan la España noble, culta, apasionada, valiente, cristiana y taurina.

Antonio Bienvenida fue en los ruedos un ejemplo de coherencia entre los valores familiares y su tauromaquia: El toreo bienvenidista. “MI padre me enseñó todo del toro y de la vida” dijo en una entrevista.

Se torea como se es y Antonio marcó en el mundo taurino su autenticidad que pagó con espeluznantes cornadas y confrontación con sus colegas por defender la pureza y la lealtad taurinas, que parten del toro íntegro, sin manipulaciones que menoscaben su bravura y su peligro, que es la esencia del toreo como valor ético y estético.  Lo dijo Antonio: “Cada uno tiene el toreo conforme a su personalidad”

Cuando le preguntaron si le gustaba que lo calificaran como torero clásico respondió que sí, sin despreciar ni a los innovadores ni a los tremendistas pues cada uno tiene su público. ¿Banderillero? No tanto. Afirmó que un torero debe dominar los tres tercios de la lidia pero no le gustaba poner las banderillas. “Mi hermano Pepe lo hace mejor”  dijo, como también que su hermano Manolo fue el mejor de los Bienvenida, de quien admiraba “su valor, su arte y su gracia, a quien no le llegamos a sus zapatillas”

Respetó a todos los toreros y admiró en particular a quienes marcaron épocas como Joselito y Belmonte. Luego vino una temporada difícil en la que destacaron Domingo Ortega, Marcial Lalanda y otros. Surge Manolete a quien califica de estoico, y  a El Cordobés que rompe moldes y respeta sus formas poco convencionales. De las toreras, en su época había pocas pero admiró a Conchita Cintrón y dijo que lo más importante en la incursión de las mujeres en el toreo es que mantengan incólume su feminidad. Los aplausos le agradaban y confiesa la vanidad de todo artista: Vanidad y afición. Las rechiflas le apenaban y señaló que hay que aguantar las broncas aunque fuesen injustas, puesto que hay veces que el toro no permite desarrollar una faena que al primero que preocupa es al torero. “Me he sentido fracasado cuando no he entendido el toro”. En este sentido señaló que en la plaza hay que fijarse más en el toro que en el torero, puesto que el reto de éste es descifrar el comportamiento, la embestida, los terrenos del toro y hacerle la faena, dominarlo “y torearlo con temple, despacio, lo más despacio posible porque como es un momento, un instante que se va, queremos hacerlo muy despacio para tenerlo el mayor tiempo posible”.  De las heridas señaló que las que produce el toro se curan más fácilmente que las que da la vida.

Para conocer el toreo de Antonio Bienvenida hay que verlo. Gracias a Dios y a la tecnología hay filmaciones disponibles en la web y podemos admirarlo desde el patio de cuadrillas, en el paseíllo, en lances y quites, en banderillas, con su poderosa muleta y la firmeza de la estocada. Un torero de época, un estilo que se enriquece con el aporte invaluable de sus hermanos y que crece con el tiempo, como la luminosidad del sol al amanecer.




miércoles, 6 de abril de 2022

Centenario de Antonio Mejías "BIENVENIDA" 1922-2022



Cartel confeccionado por Gráficas MT de Baeza con la obra cedida por el excelso pintor Diego Ramos y que él mismo la describe así: 

"Ese Natural, me parece de una gran seriedad y solemnidad. Color clásico, serio, puro. Mentón metido, pecho pa’lante. Pasándose el toro muy cerca de la faja, la manera de coger la muleta por el centro y llevando el estaquillador a la altura y ritmo , que le dictaba su corazón. Y le pedía cada toro. Creo que en ella se condesa y muestra claramente, rasgos muy Bienvenida, de seriedad, torería, pureza y limpieza. ¡Casi nada! 
Adjetivos y virtudes que desprenden ejemplaridad para los toreros de todo tiempo".

(Obra de Diego Ramos - Madrid 2009. Colección de Autor)

Dinastía Bienvenida blogspot
Madrid, 4 de Abril de 2022 
Ha sido en la Tertulia "La Giralda" del Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida donde Miguel Mejías "Bienvenida" ha abierto el portón para ese paseíllo imaginario que supone la conmemoración, a lo largo de esta temporada recién iniciada, del nacimiento de Antonio Mejías "Bienvenida" del que se cumplen cien años, y cuyo nombre figura inscrito en el gran libro de la tauromaquia y de la historia de España con letras de oro, habiendo sido valorado como el torero más fino, más puro y más clásico de cuantos han salido de la casa Bienvenida, de la gloriosa dinastía torera cuyo verdadero artífice Manuel Mejías "Papa Negro" constituyera el tronco vigoroso del que brotaron tan frondosos y ricos ramajes como como sus hermanos, Manolo, Rafael, Pepe, Juanito, Ángel Luis y de éste su hijo Miguel.


Directivos y socios de nuestra asociación bienvenidista programaron para este año de su Centenario una serie de actos y actividades en honor del diestro 'buque insignia' de la dinastía torera de Bienvenida, siendo el eje central los que se han de celebrar en la Sala 'Antonio Bienvenida' durante fechas de la Feria de San Isidro y la Feria de Otoño, además de actos de premiación de trofeos, premios culturales, o galardones honoríficos, que se irán anunciando así como coloquios y tertulias donde la memoria y huella de Antonio Bienvenida sea objeto de recuerdo y enaltecimiento como referente excepcional de la tauromaquia.

Miguel Mejías "Bienvenida" dirige la reunión de Círculo T. A. Dinastía Bienvenida.



Antonio Mejías Jiménez 

Biografía

Mejías Jiménez, Antonio. Antonio Bienvenida. Caracas (Venezuela), 25.VI.1922 – Madrid, 7.X.1975.

Nieto del banderillero Manuel Mejías Luján Bienvenida (1844-1908), hijo de Carmen Jiménez Álvarez y del famoso matador Manuel Mejías Rapela Bienvenida, conocido como el Papa Negro, sobrino del novillero y banderillero José Mejías Rapela y hermano de los también matadores Manuel, José, Rafael —que murió asesinado en Sevilla a los diecisiete años de edad, al poco tiempo de retirarse de los ruedos como novillero—, Ángel Luis y Juan Bienvenida. Todos los toreros de la familia han utilizado el apodo Bienvenida, por ser de esa localidad extremeña el fundador (y también sus hijos Manuel y José) de una de las estirpes de toreros fundamentales en el siglo xx.

Antonio Bienvenida nació en Caracas durante uno de los viajes del padre para torear en América. Bautizado en Sevilla, siempre se consideró de esa ciudad, aunque la familia se trasladó a Madrid en 1933 (al poco de morir Rafael) y fue en esta localidad donde probablemente más se le admiró y más trato de maestro indiscutible del toreo se le dio.

Como todos sus hermanos, también Antonio fue un diestro precoz. Formado como torero en su propia casa, de la mano de su padre y de sus hermanos mayores aprendió los dos aspectos fundamentales de la educación de un futuro torero: a torear de salón y el respeto a la liturgia de la fiesta. Toreó por primera vez a los ocho años; a los doce (en 1934) debutó en público en Zamora y, luego, en El Escorial, en esta ocasión en pantalón corto. Hizo su primer paseíllo en Sevilla en un festival, el 13 de junio, y le cortó las orejas y el rabo a un excelente novillo de Juan Belmonte.

Vistió por primera vez el traje de luces en Córdoba, el 3 de julio de 1937, acompañado por Paquito Casado; en Sevilla, junto a sus hermanos Manolo y Pepe, que lidiaron cuatro toros, toreó de luces en novillada sin picadores el 11 de julio, cortando cuatro orejas y dos rabos. Debutó con picadores en Cádiz el 26 de junio de 1938, alternando mano a mano con Pepe Luis Vázquez, sólo un par de meses antes de la muerte por enfermedad de su hermano Manolo. Se presentó en Madrid el 3 de agosto de 1939, junto a Joselito de la Cal y Gallito. El día 24 de ese mismo mes toreó de nuevo en Las Ventas, y de nuevo mano a mano con Pepe Luis Vázquez.

Todavía como novillero, hay tres tardes que son fundamentales en su trayectoria: en Sevilla, el 15 de junio de 1940, cuando toreando mano a mano con Eugenio Fernández Sánchez Angelete tuvo que lidiar cinco (y matar seis) por cogida de su compañero, cortando un total de seis trofeos; en esa misma plaza, el 3 de noviembre de 1940, la tarde en que realizó el llamado “quite de la escoba” (o del milagro, por lo muchísimo que templó y bajó las manos al torear por chicuelinas); y, finalmente, en Madrid, el 18 de septiembre de 1941, cuando hizo la faena al novillo Naranjito, al que le dio tres “pases cambiados” (suerte que se ejecuta con la muleta plegada, tras un quiebro con la pierna) que han pasado a la historia.

Respecto al quite “de la escoba”, Mira recoge una conversación con Bienvenida en que le explica cómo surgieron los lances: “De pronto, sin saber por qué, en un santiamén me acordé de que por la mañana había saludado a Chicuelo. Como una ráfaga también se me vino a la cabeza el temple de Belmonte.

A velocidad del rayo pensé: ¿se podrá templar y bajar las manos, al torear por chicuelinas? Te acordarás que eso fue lo que hice. Lo hice por tres veces. Al rematar quedé convencido de aquello, yo no era capaz de repetirlo igual. No me han vuelto a salir nunca como aquéllas. Creo honradamente que tenían razón los que dijeron que aquello fue un quite de milagro. Ese fue el día que, en aquel momento, comprendí lo que significa la frase de Juan Belmonte cuando dijo que el toreo es una fuerza del espíritu”.

Con el nombre adquirido en todos esos triunfos, Antonio Bienvenida se dispone a tomar la alternativa en Madrid el 5 de abril de 1942. Se anuncia mano a mano junto a su hermano Pepe (conocido en el mundo del toro como Pepote) con toros de Miura. Al rechazarse los toros, y al negarse los hermanos Bienvenida a torear animales de otra ganadería, los toreros fueron detenidos. La corrida se celebró, finalmente, el día 9, con cinco de los miuras que unos días antes habían sido rechazados. El toro del doctorado se llamó Rosquerito. El 2 de julio de ese mismo año de 1942, Antonio cortó dos orejas en Las Ventas, ratificándose como uno de los toreros predilectos de la afición madrileña. 

Su trayectoria sufrió un serio parón en Barcelona el 26 de julio de 1942, cuando el toro Buenacara, de Trespalacios, le hirió gravemente en el vientre. Formaban el cartel ese día Manuel Jiménez Chicuelo, Nicanor Villalta, Pepe Bienvenida, Manuel Rodríguez Sánchez Manolete, Pepe Luis Vázquez y Antonio Bienvenida, con doce toros, seis de Joaquín Buendía y seis de Jacinto Trespalacios, que se lidiaba a nombre de su hijo Ignacio Sánchez y Sánchez. El percance se produjo, precisamente, al hacer el pase cambiado, y fue de tal gravedad que a punto estuvo Bienvenida de perder la vida.

Regresó a los ruedos, y lo hizo con la misma maestría de siempre. No llegó nunca Antonio Bienvenida a ser un torero que mandase en la Fiesta, ni tampoco de torear muchas corridas por temporada, sino que su grandísimo prestigio estaba basado en su indudable calidad y torería. El 15 de mayo de 1947 resultó de nuevo cogido en la primera corrida de la recién inaugurada Feria de San Isidro, de Madrid, y en esa misma plaza alcanzó un gran éxito el 21 de septiembre de ese mismo año, al cortar cuatro orejas en la Corrida del Montepío de Toreros que toreó en solitario.

El 15 de noviembre de 1948 contrajo matrimonio en la iglesia de la Concepción de Madrid con Carmen Gutiérrez Balbi, de cuya unión nacieron cuatro hijos, ninguno de los cuales continuó la tradición taurina de la familia.

No fue fácil la década de 1950 para Bienvenida.

Tras lograr un gran triunfo el 12 de octubre de 1952 en Las Ventas, ante una astifina corrida de la ganadería de Agustín Mendoza y Montero, conde de la corte, denunció públicamente (con el apoyo del periódico ABC y de su crítico taurino Antonio Díaz Cañabate) la generalización del fraude del afeitado.

Sobre este tema dice Abella: “La ‘guerra del afeitado’ no ha hecho sino comenzar, y Antonio Bienvenida, denunciado por los compañeros como insolidario, presenta su dimisión como presidente del Montepío, aunque se vuelve a presentar a las elecciones y gana.

Se le acusa de haberse promocionado a costa de los demás, y durante la temporada 1953 fue recibido con ovaciones por los públicos”.

Los años siguientes, de 1954 a 1957, fueron muy buenos para Bienvenida: en 1954 y 1955 se encerró en solitario con seis toros en Madrid (esta última temporada, además, rodó la película Tarde de toros, de Ladislao Vajda), si bien los siguientes fueron de grandes altibajos, pues a éxitos importantes le siguieron baches de relativo olvido. El 17 de mayo de 1958 sufrió un grave percance en el cuello en Madrid y el 16 de junio de 1960 se encerró con doce toros, en sesiones de tarde y noche, en Las Ventas. A la muerte del noveno, un problema muscular le impidió continuar la lidia de los restantes.

El resto de su trayectoria siguió en la misma línea: el 5 de septiembre de 1964 lidió en San Sebastián de los Reyes (Madrid) la que muchos consideran la mejor faena de su vida, y al comienzo de la temporada de 1966 se retiró en la plaza de Vista Alegre. Reapareció en el San Isidro de 1971, cortó cuatro orejas en Las Ventas el 30 de mayo, en un mano a mano que toreó con Andrés Vázquez, y se despidió definitivamente de los ruedos en Vista Alegre el 5 de octubre de 1974, alternando con Curro Romero y Rafael de Paula. Tras treinta y dos años de alternativa, Bienvenida había toreado ciento una corridas en Madrid (seis en solitario), había cortado cuarenta y dos orejas y había abierto once veces la puerta grande.

Falleció en Madrid el 7 de octubre de 1975, tres días después de que la vaca Conocida, de Amalia Pérez Tabernero, le voltease provocándole una irreparable lesión cervical. Los últimos pases de su vida, repletos de la misma notabilísima maestría y elegancia que desarrolló durante su carrera, los dio en la finca El Campillo, de El Escorial, la localidad madrileña en la que había toreado, entonces con pantalón corto, cuarenta y un años antes.

José Luis Ramón Carrión