jueves, 12 de diciembre de 2024

En la muerte de Fernando del Arco Izco: una pasión manoletista / por Paco March

Fernando del Arco de Izco.
Fundador del Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida, Capítulo de Barcelona.

En la muerte de Fernando del Arco Izco: una pasión manoletista.

Del Arco nació en 1933 en el pueblecito navarro de Arróniz
 y a Barcelona llegó con sus padres seis años más tarde.

Paco March
Hacía frío de invierno en Barcelona esta mañana postrera de otoño cuando me llega la mala nueva del adiós de Fernando del Arco, apenas un par de semanas desde su última llamada en la que quedamos en vernos un día de estos en su casa “para una entrevista que la publiques donde quieras”- me dijo- y “hablar de toros y libros”. Libros de toros, más de siete mil en todas las estancias de su casa. De ellos, doscientos y pico de, con y sobre Manolete. Porque el III Califa de Córdoba fue su gran pasión taurina.

Del Arco nació en 1933 en el pueblecito navarro de Arróniz y a Barcelona llegó con sus padres seis años más tarde. Poco después ya era asiduo en los tendidos de Las Arenas y La Monumental y en ellas vio torear a Manolete, que se quedó para siempre en su corazón de aficionado y a él dedico alguno de sus libros: “”Manolete a los 50 años de su muerte y 80 de su nacimiento”; “Bienvenida y Manolete”; “Soñando con Manolete” y “Parnaso manoletista” (recopilación de ochocientos poemas de distintos autores dedicados a él dedicados). También, con su gran amigo el añorado escritor y dibujante Fernando Vinyes puso en circulación una maravillosa “Baraja taurina” en la que cada naipe era la caricatura de un torero.

Cuando Fernando del Arco vio de novillero a El Juli y su sabia precocidad ya no dejó de seguirlo allá donde se anunciara y en 1999, escribió “El Juli. Historia de una voluntad”. El Juli fue, sin duda, su torero en el último cuarto de siglo, como también siempre, los Bienvenida, a cuyo Círculo de Amigos de la Dinastía perteneció hasta el final

Fernando y Concha, su esposa fallecida ya hace unos años, ocupaban sus barreras de sombra en La Monumental cada tarde de toros y al acabar, en aquellas tertulias en el Ritz y, años después, en otros hoteles de Barcelona, en las que los toreros, ganadero y presidente del festejo departían, con acuerdos y desacuerdos y Fernando, imponentes su figura y su voz, intervenía con sereno juicio y, si se terciaba, un matiz de ironía.

Del Arco, junto a Joan Segura Palomares y Luis Mª GIbert (también José María Hurtado) fueron durante cuatro décadas y casi en relevo uno de otro los dinamizadores de la Cataluña taurina, organizando actividades, tertulias, conferencias, presentaciones, cenas multitudinarias, homenajes, premios…ya fuera al frente de la Federación de Entidades Taurinas de Catalunya, en las Ferias de Otoño de la Casa de Madrid o en su faceta de escritores o conferenciantes.

Una Catalunya taurina que ahora llora la muerte de Fernando del Arco que, como los antes mencionados; otros que también se fueron -Jaume Josa siempre en la memoria- y quienes aún siguen en el combate, mantiene viva la llama del toreo y la lucha por devolverle lo que la política, la traición y el miedo de algunos le arrebató.

¡Va por ti, Fernando!.

Cultoro.es / 12 Diciembre 2024
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