martes, 9 de agosto de 2011

Hemeroteca: Pepe Bienvenida, «el peligro oculto» / Por Antonio Santainés Cirés

El inolvidable Pepote


Pepe Bienvenida, «el peligro oculto»


Antonio Santainés Cirés
Biógrafo de la Dinastía Bienvenida
Ilustre decano de periodismo taurino.

José Mejías Jiménez (Bienvenida V) nació en Madrid el 7 de enero de 1914. Antes de doctorarse, por razón de edad, permaneció un tiempo de novillero. En Barcelona toreó cuatro novilladas. El 25 de agosto de 1929 con Alfredo Corrochano y reses de Alipio Pérez T. Sanchón. Su hermano Rafael lidió dos becerros. En 1930 toreó el 16 de febrero con Gil Tovar y Alberto Balderas, astados de doña Carmen de Federico; el 23 de marzo con el Niño de la Brocha y novillos de Matías Sánchez y el 22 de junio se las entendió con reses de Guadalest alternando con Alfredito Corrochano y Gitanillo de Triana (J.).

Superadas estas prácticas que nada necesitaba, tomó la alternativa en la plaza de Madrid el 4 de julio de 1931 de manos de Nicanor Villalta que le cedió la muerte del toro «Majoleto», de doña María Montalvo. Actuó de segundo espada su hermano Manolo. Esta temporada sumó 21 corridas.
En sus primeros años de matador de toros no se prodigaron en exceso sus éxitos; fue más tarde cuando florecieron en los momentos y lugares menos previsibles.

Con razón su hermano lo consideraba como «el peligro oculto».

Banderillas, a pares.

Los públicos se enardecían con sus pares de banderillas de poder a poder en los que daba al enemigo todas las ventajas. El toro le seguía al hilo de las tablas, para reunirse al fin, en los medios. También yo le admiré mucho. Pepe Bienvenida me decía en una ocasión: «Banderillear de poder a poder es algo muy difícil, al toro se le cita en el tercio, dándole todas las ventajas y los terrenos de afuera que es donde se "crece" y se va para arriba. Se corre con él hasta los medios, donde debe verificarse la reunión y hay que precisar mucho porque sino la cosa puede resultar fatal».

Su padre le decía que pusiera un pañuelo extendido en el sitio donde iba a reunirse con el toro. Banderilleando en Madrid Arruza y él, tuvo que exclamar el mejicano: «!Basta ya, manito!».

Al morir en plena Guerra Civil su hermano, asumió Pepe Bienvenida el patriarcado de la dinastía en los ruedos y responsable de ello se cumplía la premonición de Manolo, ¡si Pepe quisiera!... Y ocupó un lugar de privilegio en el toreo.
En Barcelona tuvo mucho cartel y en su larga y fecunda trayectoria llegó a torear en nuestras plazas 75 corridas de toros. Se le admiraba mucho y se le quería más. Su toreo era puro y practicaba la suerte de recibir a la perfección. El 2 de abril de 1939 vi por primera vez a Pepe Bienvenida en las Arenas de Barcelona. Era la primera corrida que se daba después de la Guerra Civil. Alternó con Marcial Lalanda y Victoriano de la Serna. Prendió seis pares en todo lo alto, el más brillante el último en terrenos de toriles.
Con fecha 22 de septiembre de 1940 obtuvo en nuestra ciudad un gran triunfo con el toro séptimo, «Andasolo», de nombre, negro, fino y bravo del Conde de la Corte. Un éxito legítimo que redondeó con media estocada buena y certero descabello. Se le concedieron las orejas.

Pepe Bienvenida y Jaime Pericás salieron a torear en la Monumental el 25 de mayo de 1941 una corrida de Concha y Sierra, grande, gorda, con pitones descaradísimos y con mucho poder. Esta corrida de toros era hermana de la jugada ocho días antes en Madrid, cuya tercera res, de nombre Farolero, de una terrible cornada mató al diestro Pascual Márquez. Se dijo que algunos toreros no quisieron venir a matarla y que Pepote y Pericas no habían puesto reparo alguno. El segundo de la tarde hirió menos grave a Jaime Pericás y Pepe Bienvenida estoqueó los seis toros, añadiendo una página más a su brillante historia.

Hizo gala de gran lidiador, puso en juego arte y valor, banderilleando los toros primero y sexto, a éste, de nombre Barquero número 95, berrendo en negro le hizo una gran faena, dejó medio estoque en el hoyo de las agujas del que fue a morir el toro a los pies del gran Pepe Bienvenida. Se produjo el frenesí le concedieron las orejas y el rabo y por la puerta grande salía a hombros.
El 12 de abril de 1942 tomó parte en nuestra ciudad en una corrida de ocho toros con Manolete, Pepe Luís Vázquez y Manolo Martín Vázquez. En el octavo toro banderillearon éste y Bienvenida con lucimiento y al cerrar el tercio Martín Vázquez le persiguió el toro con alocada fiereza. Pepe Bienvenida estaba atento y en su sitio, avanzó en dirección opuesta y cogiendo el pitón del oro alejó el peligro. Lo recordaba Martín Vázquez: «Le ganas al toro si le vas haciendo el zig-zag pero yo tiré en línea recta y en línea recta te gana el toro. Me podía haber cogido si Pepote no me hace el quite. Pepote estaba muy bien colocado».
La mejor faena

La mejor faena se la recuerdo el 21 de junio de 1942 en una corrida histórica de ocho toros también, cuatro de José Escobar y cuatro de Manuel González para Pepe Bienvenida, Manolete, Pepe Luís Vázquez y Morenito de Talavera. Probablemente, lector, Pepe Bienvenida realizara con el quinto toro la mejor faena de su vida. Mereció y obtuvo las orejas y el rabo y tantos y tan bellos y emotivos eran los hechos que se producían que arrastrado el séptimo toro se vio obligado a salir al ruedo el empresario don Pedro Balañá Espinós.

En las Ventas de Madrid realizó grandes faenas que se propagaron desde el cabo de Creus al cabo de Gata. La del 19 de abril de 1942 al toro «Colombiano» número 58, negro lombardo, bravísimo ejemplar de Pablo Romero. Anunció a los espectadores en el transcurso de la faena el propósito de meter el pie. Un momento después adelantaba la muleta y hundía el estoque hasta la empuñadura. En premio, las orejas. El 27 de junio de 1943 tuvo en Madrid un memorable éxito con el toro «Turquesito» de Santa Coloma al que también mató recibiendo. Le cortó las dos orejas. Don José Mª de Cossío exclamaba poco después ante el Papa Negro: «Nunca lo hiciste tu mejor». Y contestó Manuel Mejías: «!Ni nadie!».
Ni una cornada

El 20 de septiembre de 1944 en Madrid, Pepote practicó la suerte de banderillear sentado en una silla. Ni un maravedí gastó Pepe Bienvenida durante su vida torera en algodón hidrófilo. No le hirieron los toros. En 1943 sumó 53 corridas y en 1944 llegó a torear 59.

Llevaba ya mucho tiempo sin torear cuando en 1968 marchó a Lima (Perú) para tomar parte en el festival de Pancho Fierro anunciado para el 3 de marzo. En segundo lugar salió el toro «Ibérico» de «El Pinar». Pepe Bienvenida toreó bien con el capote y bordó unas finas chicuelinas. Clavó un gran par de banderillas. La ovación fue grande se le advirtió una gran palidez y que las fuerzas le abandonaban al entrar a matar. Dio la vuelta al ruedo. En la enfermería le diagnosticaron después, síndrome anginoso con probable oclusión coronaria aguda con signo de schock. Grave. Ingresado Pepe Bienvenida en la clínica Maison de Santé falleció apenas iniciar la operación el doctor Hasker Fort. Le mató el infarto cardíaco. Eran las 9 y 50 de la noche.
Fue una gran persona y un enorme torero, al que no se le hizo la debida justicia. Le recuerdo con mucho cariño.

Reportaje fotográfico de Pepe Bienvenida
cedido por Álvaro Mejías, hijo de Ángel Luis Bienvenida


Manuel Mejías Bienvenida (El Papa Negro)
y su hijo Pepe de becerrista












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